
Tras consolidar su fuerza electoral en la provincia de Buenos Aires, La Libertad Avanza extiende su estrategia en varias provincias clave con gobernadores aliados, buscando imponer el control sobre la identidad de sus alianzas. En Mendoza, Chaco y Entre Ríos, el espacio liderado por Javier Milei y su círculo cercano logró que el nombre y los colores del partido sean el eje central en los acuerdos provinciales, evidenciando una clara búsqueda de hegemonía política.
El modelo replicado en Buenos Aires, donde se dejó fuera cualquier referencia al PRO en la boleta, se trasladó con fuerza a estas provincias. En Mendoza, el acuerdo entre Alfredo Cornejo y el sector libertario ya es público, con una doble boleta para las elecciones provinciales y nacionales, ambas bajo la marca “La Libertad Avanza”. Esta maniobra no solo reafirma la autonomía política del espacio, sino que presiona a los socios tradicionales para ceder espacios y símbolos.
En Chaco, la alianza con el gobernador Leandro Zdero permitió al frente “Chaco Puede + La Libertad Avanza” arrasar en las elecciones locales, lo que refuerza la estrategia de mantener la marca libertaria como elemento diferencial frente a los oficialismos provinciales y al peronismo. Similar es la situación en Entre Ríos, donde el gobernador Rogelio Frigerio ha cedido al pedido de la fuerza libertaria para que el nombre y los colores de La Libertad Avanza predominen, aún a costa de resignar parte de la identidad tradicional del PRO.
Esta estrategia marca un claro giro en el tablero político nacional. La búsqueda por parte de La Libertad Avanza de consolidarse como un actor autónomo y con presencia propia pone presión sobre los partidos tradicionales y genera nuevas dinámicas en el armado de alianzas electorales, donde la lucha por la identidad y el liderazgo en las listas es central.
Sin embargo, no todas las provincias reproducen este esquema. En distritos como Neuquén y Río Negro, donde el peronismo está debilitado y hay gobernadores con fuerte presencia local, los libertarios optan por ir por separado para maximizar el reparto de bancas. Esta fragmentación podría ser una estrategia para evitar reforzar a adversarios comunes o para preservar fuerzas propias.
En la Ciudad de Buenos Aires, las tensiones entre el PRO y La Libertad Avanza mantienen en jaque cualquier acuerdo sólido. La relación deteriorada entre los hermanos Milei y Jorge Macri muestra que la disputa por el control político y simbólico se traslada también al principal distrito electoral.
A la espera de que se oficialicen las alianzas antes del 7 de agosto, queda claro que la ambición libertaria no se limita a la acumulación de cargos, sino que apunta a consolidar una identidad propia fuerte que desafíe la hegemonía tradicional de los partidos históricos en el mapa político argentino.