
Lo que empezó como un proyecto para ver cómo salía, a partir de una investigación que Santiago Korovsky se propuso hacer y que terminó con él yendo a una quema de drogas con la mismísima Patricia Bullrich, creció a niveles exponenciales. Porque nadie se esperaba una segunda temporada y porque ni en los sueños de los involucrados en este proyecto gestado durante la pandemia, a través de audiciones hechas por Zoom, podría ganar un premio Emmy internacional.
Lo de División Palermo es un símbolo de perseverancia pero por la forma en que pateó el tablero en las oficinas de Netflix, donde al principio había cierto recelo para estrenar la primera entrega y que para la segunda temporada se perdió por completo. La plataforma de streaming tiró la casa por la ventana con anuncios a todo color en la calle y en las redes, con una gran cantidad de contenido generado para promocionar el regreso de Felipe Rozenfeld (Santiago Korovsky) y con carta blanca para llevar el humor a fondo.
Y parte de la receta del éxito estuvo en contar, dentro del equipo creativo, con las minorías a las que estaba representando en este relato totalmente disparatado que mezcla espionaje con situaciones absurdas que cuesta creer que tengan algún tipo de asidero en la vida real. Sin embargo, según contó Hernán Cuevas en su paso por el piso de NewsDigitales, algo de inspiración en hechos reales tuvo la segunda entrega…
-¿Por dónde camina el humor de División Palermo y por qué funciona? ¿Por qué le esquiva a todas las balas de la cancelación?
-Mira, me dijiste algo, me quedé pensando que el sentido del humor es como algo muy subjetivo. Es como el gusto de la pizza. No le puede gustar a todo el mundo la de anchoas ni a todo el mundo le va a gustar la de ananá. Pero hay gente que le gusta. Yo creo que División Palermo encontró un punto en común en un montón de cosas, tanto del reflejo de la sociedad de cómo mira las minorías, y cómo mostramos nuestro lado B, en el decir, no somos ni seres de luz, ni iluminados, ni pobres víctimas, ni nada por el estilo. Somos iguales y sentimos de la misma forma que todo el mundo. El tema es cuando se pone esa vereda de un lado y del otro. Cuando la comicidad traspasa y se cruzan los dos mundos, es lo mejor que pasar, porque nos encontramos cercanos en un mundo en donde tanta falta de empatía reina, ¿viste? Reina mucho el discurso del odio, el vos sos esto y yo soy otra cosa. Y de pronto esto es unión. Es comunión, es comunidad.
-Ahí hay una idea de comunidad que incluso queda reflejada en ese epílogo que tienen con las risas del rodaje. ¿Cómo fue que a vos te acoplaran a esa comunidad? ¿Qué fue lo que te hizo sentir cómodo, ser parte de esa comunidad?
-Es que también pasaba algo, que era la construcción, sobre todo más en la segunda parte, donde se abrió mucho más el diálogo a “bueno, a mí me pasó tal cosa, esto fíjate, Santi, que puede ser gracioso porque es real”. También con Facu (Bogarín) que este que es una persona ciega, o con todos. Creo que ahí es donde se arma la charla y donde se forma el grupo, porque también está esta cuestión. Hay un grupo de cinco o seis autores, está también la colaboración editorial de Lucrecia Gómez, que es una chica en silla que fue para toda la parte de Pili, de Pilar Gamboa. Entonces también pasaba esto de decir, "Estamos charlando para demostrar algo y para hacer un hecho artístico de eso”. Qué ganancia más grande que todos nos reflejemos, que todos compartamos y que eso se vea. Y yo creo que se sobrepasa la pantalla. Porque hoy en día si hay grupitos de chat o grupos de fútbol o, no sé, juntadas que se llamen División Palermo, eso es una ganancia más que cualquier otra cosa. Porque yo no en nuestro país qué tanto a veces lo audiovisual pasa a ser un entretenimiento o un concepto social. Porque primero sí, lo consumís por entretenimiento, porque te dan ganas y todo eso. Ahora, de eso que lo incorpores a tu vida y que lo lleves al afuera y que lo incluyas en una frase… “che, esto es medio División Palermo”... Es algo lindo y es un premio muy grande.
-Para mí va mucho más lejos la segunda temporada. ¿Cómo lo viviste?
-A ver, hay algo de eso que está buenísimo que es una vez que se acepta el tema, se visibiliza y se entiende la buena llegada, hay que apostar. Hay que apostar y hay que irse más al barro y hay que irse más profundo con las situaciones donde contamos realidades. Obviamente el hecho ficticio policial tiene que estar, pero dentro de eso lo que bordea, tiene que ser real, sino estaríamos contando una comunidad de marginados, de minorías… marginados entre comillas, ¿no? Pero digo, somos muchas veces lo que la gente no quiere ver o lo que le incomoda ver. Y de pronto te hacemos sentir más incómodo o no, te sentimos más allegado porque nos pasan cosas iguales que a todo el mundo. Entonces, compartir ese lugar e ir más a fondo, desde la promoción, desde todo, es hermoso.
-¿Cómo viviste sensaciones de no sé, “uy, ojalá funcione” o “cómo lo van a tomar”? ¿Y el paso a la segunda temporada que a veces es como “y si mejor quedábamos en una y ya está, así nos la arruinábamos”? ¿Cómo viviste tanto el pre como el post primera temporada de esta serie que fue un éxito absoluto?
-Hay algo muy importante que es que nosotros veníamos de una pandemia que duró un buen rato y todo estaba muy golpeado en nuestro país y en el mundo. A mí me llega la idea del director de casting de Iair Said en el 2021, donde yo me rehusaba un poco también a lo audiovisual porque decía: "No sé… va a caer en el estereotipo, que sé yo”. Me daba cosa. Pero él me dice: "No, esto es diferente, esto es diferente. Fijate, esto es diferente”. Bueno, voy a la audición, la hago, todo por Zoom, todo por una cuestión de cuidemos porque también estaba el rebrote, el miedo a esto del COVID, todo muy a distancia. Y de pronto se dio y a la semana me avisan que quedé. Esto fue más o menos primavera. Desde ahí en más me empecé a meter, a charlar con los chicos, a tener estas reuniones de ensayos. Nosotros grabamos la primera temporada en 2 meses y medio, tres y previo a eso tuvimos una especie de taller donde teníamos que conocernos, donde empezábamos… porque yo también aprendía sobre otras minorías. ¿Entendés? Entonces era como todos aprendíamos de todos todo el tiempo. Cuando empezamos a ver la buena charla entre todos, dijimos: "Esto va a estar bueno porque se va a transportar un poco". En el proceso de grabación Santi estaba un poco dudoso. "Che, ¿estará bueno esto?". Y todos le decíamos, “Va a estar genial, va a romper todo, se va a zarpar en traer algo nuevo y fresco”. Y sobre todo que veníamos de esto, mucho tema, mucha cuestión. Nosotros ganamos el mundial en diciembre del 2022 y la serie sale en febrero del 2023. Entonces la gente estaba como muy unida, queriendo reírse, en verano y llegó en un momentazo justo. Entonces, cayó bien parada y la gente pedía más.
-Lo mencionaste a Iair Said, él te llama a vos, ¿vos tenías contacto con él previo?
-Nosotros tenemos amigos en común y él me llama eh buscando mi teléfono y demás. También pasaba esto de que yo soy bicho de teatro, entonces nunca me manejé tanto en lo audiovisual, siempre me fue más todo lo teatral y me costaba, me repelaba un poco. Porque el miedo al estereotipo desde lo audiovisual es mucho más fuerte que en el teatro. En el teatro yo puedo hacer cualquier cosa y no importa mucho la forma ni el concepto ni lo que estemos contando. Porque podemos son más infinitos los temas a tratar. En los audiovisual es como un poquito más complicado porque es una imagen, la estás viendo, te da un mensaje, te da distintas señales o sea. Si uno guiña un ojo es un efecto que en teatro no se ve. Entonces es mucho más detallista y con miedo más al estereotipo. Entonces, cuando sucede eso, me repelaba un poco la situación.
-¿Te dio confianza a Iair o en qué momento terminaste de comprar “esto está bueno”?
-Es que cuando ya una voz tan experimentada te dice, "Si está bueno, métete. ¿Okay?". Es como “Okay, dale”. Dejo ese estereotipo mío también de pensar que va a ser algo para adentrarme en ese mundo.
-Hablás mucho de los estereotipos, ¿cómo ves la representación? ¿Cuál es el principal estereotipo que no logramos erradicar todavía?
-Pasa mucho con todas las minorías, un poco. El hecho de centrarse en lo victimoso y en lo lastimoso y el pobrecito de mí. Y hay algo también que eso lo hablaba con Facu Bogarín, que me decía: "Yo voy a quedar ciego y voy a terminar la serie siendo ciego. No es que voy a tener algo que me va a curar”, como pasa muchas veces en las cuestiones de las novelas. Me acuerdo de muchos años atrás donde la pobrecita, quedaba ciega y después por un beso del galán, de pronto podía ver. Me decía, "No, yo me voy a quedar igual". Y todos vamos a ser así. Creo que también ese estereotipo… yo crecí en los 90. Plena época menemista justo, en donde había mucha ficción en la tele, pero se caía mucho en el estereotipo. Porque también era caer en lo seguro y caer en el código de si me va a hablar esta persona ya entiendo para qué lado va a ir. No se trataba de desorientar al público, se trataba de darle los mensajes conocidos. En cuanto a la talla baja, la personas con enanismo o con acondroplasia, siempre fue todo al circo. Siempre fue todo al circo y a la burla. Que hoy en día diría que es una de las… Sí, creo que casi la única discapacidad con la que todavía hay burla constante, que no es lo mismo con una persona con síndrome de Down, que no es lo mismo una persona en silla de ruedas o una persona ciega. Hoy en día se tiene más una cuestión de barajar esa gente y decir, "Che, no, no te burles”. Pero con una persona de talla baja sí. Entonces todavía cuesta eso. No me puedo poner en referente de nada porque no soy referente, no quiero ser referente de nada.
-Me parece que División Palermo te pone en ese lugar. Algo…
-Me pone tal vez como en una situación de decir que se puede ser también actor y se puede tener una discapacidad, o que se puede tener una minoría y se puede ser actor. Venimos de muchas veces donde los actores tienen que actuar una minoría o una discapacidad. Acá es al revés. Nosotros venimos con nuestra herramienta de trabajo a hacer y no se ve mucho eso. División Palermo tiene esa mezcla de actores como Pilar Gamboa, como Daniel Hendler, que no tienen ni un brazo ortopédico, ni está en silla de ruedas, y poder hacerlo, porque también es algo lindo para un actor. Y también nosotros, que vinimos con nuestra herramienta a hacer un personaje que es muy, en mi caso, es muy distinto a lo que soy yo en la vida, soy mucho más tranquilo. Pero, quiero decir, eso nos tiene que enseñar a todos como sociedad y como comunidad, que podemos estar todos unidos de la misma.
-¿Te costó encontrar cómo hacer clic con ese personaje o cuál fue el aspecto que más te costó de quizás abrazar?
-Qué buena pregunta… Me costaba el hecho de cómo se toma Johnny las cosas. Johnny dice, “¿hay que salir? Vamos”. Y yo es como… “no, a ver, pará. Bancá, ¿a ver el clima?”. Yo es como que antes de accionar, veo todo el panorama. Él no, él va, él le agarra un chumbo y va. A él le gusta la violencia, a mí no, yo soy cero violento. Entonces, de pronto encontrarme con ese tipo de situación, que ahí estaba muy bien respaldado por Santi, por los autores y por todo el primer… Tuvimos dos o tres semanas de ensayos, donde había una coach Nora Moseinco, que nos ayudaba mucho a descubrir por dónde ir.
-¿Y eso lo descubrieron a medida que fuiste haciendo el personaje o ya estaba escrito así?
-No, ya estaba escrito. Yo le podía agregar alguna que otra cosilla mía, pero también dentro de ese panorama. Porque también hay algo del propio actor que necesita contar también su propio código.
-Te quiero preguntar por Peter Dinklage, que es creo yo el actor que conocimos todos gracias a Game of thrones, que encima salió un poco de ese lugar. ¿Cómo te llevas con él? Él ha hablado mucho en público tanto de las personas con enanismo como de cómo las representan en el cine e incluso sé que él siendo un referente, a veces dice cosas que le complica el laburo, como por ejemplo lo que pasó con los siete enanitos…
-Con CGI, malísimo…
-Fue un espanto… después si querés podemos hablar un poco de eso para ver si estuvo bien o si es que nos pasamos de rosca, pero ¿Cómo te cae él? No sé si lo consumís, si consumís sus personajes, si consumís sus posiciones políticas o sus formas de hablar al momento de comunicarse con la comunidad.
-No, no lo consumo, voy a ser sincero. No por una cuestión de ego ni nada por el estilo, sino porque no vi la serie. Vi, creo que un capítulo y no me llamó. Me dijeron, "No, vos seguí mirándola, dale chance, mirala porque está muy buena, todo el mundo y todo eso”... y lo medieval me cuesta. Con todo. Hay algo que hablamos siempre con Facu y con los chicos de la serie que somos un grupo, por suerte, muy unido, que es que no nos podemos meter en una situación donde nuestra opinión represente un todo. Por tener esa visibilidad. Entonces tratamos siempre de tener esa cuestión de decir, "Bueno, yo según mi visión, según mi estilo de vida, mi subjetividad". Porque también está eso, o sea, vos usas anteojos, vos no podés representar a todas las personas que usan anteojos, porque vos vas a tener tu forma. Entonces también hay eso donde decimos, "No podemos ser ni referentes, ni síganme, ni préndame una velita porque no vamos por ahí". Sí me cuesta cuando hay una cuestión más social como esto, abarcando más el tema de lo que pasó con Disney. Hay algo que también el cupo laboral para las personas con minorías o con discapacidades… es muy acotado. Cuesta mucho porque no es solamente algo artístico, es a la vida. No se ve mucha gente atendiendo al público en silla de ruedas o ciega, o personas con enanismo, lo que sea. Entonces esa persona tiene que trabajar. Tiene que comer. Y a veces los peores trabajos son más denigrantes o más humillantes. Y yo qué puedo decirles de mi lugar de actor de División Palermo. Es complicado porque yo tengo una filosofía de vida que capaz que el otro no la comparte y está en la misma que yo. Entonces, ¿viste? es como pisar un poquito de cáscara de huevos.
-Hay que ir con cuidado…
-Hay que ir con cuidado porque todos tenemos una visión diferente de la vida.
-Y con respecto a lo de Disney y la decisión que tomaron, ¿cómo lo viste?
-Malísima. Malísima. Una cosa es representar un cuento infantil del año 1935 donde se dice que son enanitos y que tiene algo mágico dentro del universo Disney. Y otra cosa es llamar para burlarse de la persona con una discapacidad. Es muy distinto. Ahora, si por cuidado no le diste laburo a siete personas o más, que podrían haber tenido ese lugar de Disney… Es como decir, ¿te parece? Siete personas sin trabajo en un momento en donde cuesta tanto la visibilidad.
-¿Siempre quisiste ser actor?
-Siempre
-¿Qué fue lo que te despertó ahí el bichito?
-Pasa que también hay algo que siempre lo hablo con mi mamá, con mi hermana. No, sobre todo con mi mamá porque mi hermana es más chica que yo, pero no tengo noción de en algún momento haber dicho, "quiero esto". Siempre estuvo. O sea, nacido y criado a ver novelas con mi abuela. Porque vengo de una casa matriarcal, yo vivía con mi abuela y con mi mamá. Entonces, veía las novelas, mucho unitario de los 90. Yo tenía 6, 7 años y miraba unitarios que eran para adultos, y que no lo veía por la picardía, sino que lo veía por la cuestión de que me gustaba lo que contaba y me acuerdo de cosas, ¿viste? Y siempre fue como ahí. Es ahí. Eso quiero. En mi cabeza no pasaba la idea de ser contador.
-¿Nunca estudiaste otra cosa por las dudas de nada?
-No.
-Y siempre a pura fe, siempre.
-Sí.
-Está bien, siempre es un poco un salto de fe.
-Sí, pero también era como… ¿Si yo hubiera estudiado otra cosa, hubiera sido yo?
-Vos estás haciendo teatro, estás presentando Jarana…
-Jarana o la epidemia del baile, que tiene que ver con la epidemia del baile de Francia. En 1500 y pico, en Francia hubo una mujer que salió a la calle a Bailar como si nada. Sin música de fondo, sin nada. Mucha gente se le empezó a sumar hasta ser cientos y cientos y cientos que bailaban como locas por la calle, hasta que empezaban a morirse. Como si fuera una epidemia, como si fuera la mancha baile, ¿entendés? Rarísimo. La gente se moría de paro cardíaco, se moría de fracturas, de caídas al piso, de cosas heavy. Hasta que en un momento dejó de suceder y todos volvieron a su vida normal. Basada en ese hecho, yo hago Jarana o la epidemia del baile que es contemporánea porque la hago en enero del 2024, en donde de pronto un flash noticiero anuncia que el gobernador lo va a hacer Santiago Korovsky, que hace una participación donde él anuncia que hay una epidemia en el baile en todo el AMBA, que no salgan de sus casas. Y ahí se desata el caos y el miedo y lo que nos pasa mucho a los seres humanos cuando nos dan una situación muy border de “Ah, ¿qué hago? ¿Qué hago? ¿Qué hago?”. Ese estado de locura que me encanta trabajarlo como director fue lo que quise exponer. Es una tragicomedia. Donde la estamos pasando mal, la gente se va a reír mucho.
-¿Y qué días?
-Vamos a estar los jueves a partir del 14 de agosto en el espacio Área 623, que queda en Pasco 623 en Balvanera. Ahí vamos a estar estrenando, la verdad, una sala hermosa, divina y las entradas se pueden conseguir en mi perfil de Instagram que es @soyhernancuevas o en el teatro mismo o en Alternativa Teatral.
-Bueno, cerramos con un pingpong rápido. Voy a empezar por un referente tuyo en tu vida…
-Mi abuelo.
-¿Y ahora y a la hora de actuar?
-Cristina Banegas te diría, o Meryl Streep. Son mujeres, eso me gusta mucho más todavía.
-¿Tu abuelo está vivo? ¿Te vio?
-No, mi abuelo falleció cuando yo era muy chiquito y fue uno de los que me dio un gran consejo. Cuando yo tenía 4 años me sentó en la mesa de la cocina, una mesa de granito fría que me dijo, "Hernán, la gente se va a burlar de vos, pero vos no le des pelota". 4 años. Y yo me lo acuerdo hoy en día eso. Y ese fue un estilo de vida para decir, "Okay". Y a partir de ahí para adelante.
-¿Te acordás de él antes de empezar a grabar, antes de empezar a actuar?
-Todo el tiempo. Hay algo de lo energético que sé que está presente aunque no esté.
-¿Una frase, algo que sea como una especie de mantra que te repitas o que te digas cuando necesitás quizás levantar un poco?
-Si el tren se pasó, baja las vías y camina.
¿Hincha de?
-La comida (Risas).
-¿Cero deporte?
-Soy malísimo.
-¿Y ni siquiera para verlo?
-Me gusta cuando juega Argentina, porque creo que es el único momento donde estamos todos unidos y donde se escucha el grito de gol unánime.
-Una película para ver que, de vuelta, que estás ahí… como que querés recomendar a alguien y decir, "Che, mirá esta que te va a levantar”.
-Pedro Almodovar, lo que sea.
-¿Cuál es la mejor Almodovar?
-Mujeres al borde de un ataque de nervios o Volver. Pero Mujeres sobre todo.
-¿Y una serie?
-División Palermo (Risas).
-¿Cómo se llama el grupo de WhatsApp de División Palermo?
-Con olor a Oscar.
-¿Cómo festejaron lo del Emmy internacional?
-Uy, eso me acuerdo… estábamos… No se pasaba por ningún lado la ceremonia. En Argentina no llegó por ningún lado. Y me acuerdo que estábamos en el grupo este hablándonos todos diciendo, "Che, algún video, alguna forma, algún link para que nos veamos, qué sé yo". Me acuerdo que eran como la 1, 2 de la mañana o algo así cuando salió. Y nos enteramos por el posteo que hizo la página oficial de Emmys y ahí apenas ganó, creo que al toque salió el posteo. Y yo empecé a gritar como loco en mi casa. Y mi mamá me empezó a decir, "¿Qué pasó? ¿Qué pasó?". Porque se preocupó. Y vino y lloramos todos, hicimos videollamada. Fue una sensación hermosa.
-¿Quién tiene el sticker más gracioso hecho en base a alguna de las personas que forma parte de División Palermo?
-No, por una cuestión es que no usamos mucho sticker. Pero, ¿por qué? Porque Facu (Bogarín) usa el celular y la accesibilidad que tiene es que todo lo que él toca se lo dice. Pero, el sticker no. El sticker creo que le dice sticker. Entonces, tratamos de no usar mucho sticker.
-Es todo comunicación a la vieja escuela…
-Sí. Además, estamos grandes ya (Risas).
-¿Quién es el que más jode con el que manda un mensajito todo el tiempo?
-No voy a decir que soy yo, pero soy yo (risas).
-¿Con qué?
Soy muy el organizador de… “Chicos, ¿Sale cena? Dale”. Y Santi Korovsky no está en ese grupo, porque sé que está con millones de cosas siempre, entonces le digo: “Yo te aviso cualquier cosa”. Estamos ahí Lucas (Poggi) que es el chico nuevo en silla de ruedas que es un deportista olímpico que ganó medallas de oro, excelente tipo. Facu, Jonathan Nugnes, Renato Consa, que es el chico boliviano y yo.
-¿Ustedes son ese grupo o juntan a los demás también después?
-No, somos nosotros por lo general. Somos los que más que nada… en el set, era muy gracioso esto. Porque en el set hay mucho cable, mucha cámara, mucha luz. Entonces, imaginate llevar una persona en silla de ruedas, yo, Facu, que es el chico ciego, Jonathan…. íbamos de a grupo, era tipo, "Vamos al catering, dale, vamos al catering". Y vamos a todos al catering. Y era hermoso. Y fue el grupo que más se unió.