
El dólar oficial minorista dio un nuevo salto este jueves y se ubica en $1.380, tras haber arrancado el día en $1.325. La suba acumulada en lo que va de julio ya alcanza los $120, desde los $1.260 con los que comenzó el mes. Las cotizaciones financieras también se disparan: el dólar MEP cotiza a $1.358 (+2,5% en el día), mientras que el contado con liquidación (CCL) se mueve en torno a los $1.361.
Con esta escalada, el tipo de cambio oficial se acerca peligrosamente al techo de la banda cambiaria —ligeramente por encima de $1.400— que el propio Gobierno definió como límite para intervenir. Si se supera ese umbral, el Banco Central podría vender divisas para contener la cotización, a pesar de su discurso en favor de un dólar libre y determinado por el mercado.
¿Qué está detrás de la suba?
1. Resultado parcial en la licitación del Tesoro
La Secretaría de Finanzas debía enfrentar vencimientos por $11,8 billones. Recibió ofertas por $9,4 billones y adjudicó solo $9 billones, logrando un rollover del 76%. Si se descuenta el efecto del aumento de encajes bancarios previsto para agosto (que explica $1,7 billones sin renovar), el porcentaje refinanciado se eleva al 91%. Aun así, al menos $1 billón quedará como liquidez extra en el sistema, con alta probabilidad de volcarse al dólar.
2. Freno en el ingreso de divisas
Aunque el Gobierno oficializó una baja en las retenciones para productos agroganaderos, el flujo de divisas del sector sigue en caída: apenas US$50 millones diarios esta semana, frente a los más de US$300 millones que ingresaban a fines de junio. Esta menor oferta en el MULC refuerza las tensiones cambiarias.
3. Elecciones y dolarización de carteras
En cada año electoral crece la demanda de cobertura en dólares. La proximidad de las legislativas, sumada a la incertidumbre sobre la disponibilidad de divisas hacia fin de año, impulsa una mayor dolarización de carteras y alimenta la presión sobre los distintos tipos de cambio.
La combinación de un mercado financiero tensionado, menos divisas del agro y la cercanía de las elecciones configura un cóctel complejo. El dólar ya no solo sube: también pone a prueba el margen de acción del Gobierno, que hasta ahora pregonaba una política de no intervención, pero podría verse obligado a retroceder si se rompe el techo cambiario.
Por ahora, el consumo deprimido y una inflación contenida ayudan a moderar el traslado a precios. Pero si el dólar cruza los $1.400 y no hay respuesta clara, el equilibrio se puede volver aún más inestable.