
Bolivia celebrará este 1 de agosto de 2025 su primer debate presidencial televisado de cara a las elecciones generales previstas para el 17 de agosto. En un país marcado por la inestabilidad política y una economía que atraviesa su peor momento en décadas, el evento se convierte en un termómetro crucial para medir el pulso de las campañas y las expectativas del electorado.
La cita se llevará a cabo en Santa Cruz, epicentro económico y político clave del país. Allí, nueve de los diez candidatos presidenciales confirmaron su participación en un debate organizado por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) y transmitido en vivo por Red Uno desde las 20:00 (hora local), con cobertura previa a partir de las 19:00.
El telón de fondo de este primer encuentro televisado es una crisis económica estructural que ha dejado al país al borde de la recesión. La caída del sector gasífero, principal fuente de ingresos nacionales, junto a una creciente deuda externa, han llevado a que el riesgo país roce los 1.500 puntos, según estimaciones de calificadoras internacionales. Esta situación ha generado un ambiente de desconfianza no solo en los mercados, sino también en una ciudadanía cada vez más escéptica.
La agenda económica será uno de los ejes centrales del debate. Desde propuestas orientadas al fortalecimiento del aparato productivo nacional hasta la implementación de incentivos a la agroindustria y el comercio exterior, los postulantes buscarán diferenciarse en un contexto donde la mayoría de los hogares han visto reducido su poder adquisitivo y los programas sociales enfrentan restricciones presupuestarias.
Entre los participantes figuran nombres reconocidos como Samuel Doria Medina (Unidad), Jorge "Tuto" Quiroga (Libre), Andrónico Rodríguez (Alianza Popular), Manfred Reyes Villa (APB Súmate) y Eduardo del Castillo (MAS), actual ministro de Gobierno del presidente saliente. Cada uno llega con su propio capital político, aunque en muchos casos con niveles de rechazo igualmente significativos.
Otros aspirantes como Rodrigo Paz Pereira (PDC), Pavel Aracena (ADN) y Jhonny Fernández (Fuerza del Pueblo) buscan posicionarse como alternativas frente al binomio tradicional MAS–oposición. La única candidata mujer, Eva Copa (Morena), anunció que no participará del debate por razones de seguridad personal y denuncias de hostigamiento político.
Además del tema económico, se discutirán propuestas en educación, salud, justicia y seguridad alimentaria, seleccionadas a partir de encuestas ciudadanas. Cada candidato tendrá el mismo tiempo para exponer sus ideas y responder preguntas moderadas por periodistas locales. El orden de intervención fue sorteado previamente por el TSE para evitar privilegios y garantizar la equidad.
La iniciativa forma parte del ciclo de tres debates que el TSE llevará a cabo antes de los comicios de agosto. Su objetivo es fortalecer el compromiso democrático de los aspirantes y ofrecer a la ciudadanía una plataforma pública de contraste. La organización ha sido elogiada por observadores internacionales, aunque algunas voces advierten sobre el riesgo de que los candidatos se limiten a eslóganes sin contenido técnico.
La población boliviana se enfrenta al debate con una mezcla de interés y escepticismo. Según encuestas recientes, más del 60% de los votantes considera que los debates no cambian su intención de voto, aunque al mismo tiempo reconocen su utilidad para identificar inconsistencias o vacíos en los discursos políticos.
Santa Cruz no es un escenario elegido al azar: se trata de la región más influyente económicamente del país, pero también una de las más polarizadas. El debate se convertirá, por tanto, no solo en un espacio para la confrontación de ideas, sino en una prueba de fuego sobre la capacidad de los candidatos para ofrecer soluciones realistas y viables.
🌐 #Bolivia | EL SOCIALISMO CAMINO Q SER DERROTADO EN BOLIVIA.
— El Dato Internacional (@ElDatoIntern) July 31, 2025
Doria y Tuto a segunda vuelta en Bolivia
🟡Doria - 21.5% (Centroderecha)
🔴Tuto - 19.6% (Derecha)
🟣Manfred - 8.3% (Centroderecha)
🟢Andronico - 6.1% (Izquierda)
Encuesta Unitel pic.twitter.com/v0xXy9bRjI
El primer debate presidencial de Bolivia llega en un momento decisivo. La presión por respuestas concretas es alta, pero el riesgo de simulacros retóricos también lo es. La ciudadanía espera más que frases hechas: exige planes aplicables en un entorno que combina urgencias fiscales con una fuerte desafección institucional.
El desempeño de los candidatos en este foro puede ser determinante no tanto por su efecto inmediato en las encuestas, sino por su capacidad de proyectar gobernabilidad en tiempos críticos. Quienes logren mostrarse como figuras coherentes, con visión técnica y sensibilidad social, podrían ganar una ventaja valiosa en un escenario tan fragmentado como volátil.