03/08/2025 - Edición Nº908

Internacionales

Campaña sucia en Chile

Tensión en la derecha: la estrategia de Matthei ante el Partido Republicano

01/08/2025 | La candidata de la derecha tradicional acusa una campaña de desinformación desde el entorno republicano y advierte sobre los límites del debate electoral.



En las últimas semanas, la tensión entre Evelyn Matthei y el Partido Republicano de José Antonio Kast ha escalado a niveles públicos y preocupantes. A menos de cuatro meses de las elecciones presidenciales en Chile, la alcaldesa de Providencia y principal carta de la derecha tradicional ha acusado una campaña de desinformación orquestada desde cuentas cercanas al sector republicano.

Matthei afirmó que ha sido blanco de una red de perfiles falsos y bots que han difundido videos manipulados, alterando su tono de voz y extendiendo sus muletillas para dar la falsa impresión de deterioro cognitivo. El objetivo, según la candidata, no es otro que instalar dudas sobre su salud mental y debilitar su credibilidad pública.

Una fractura dentro de la derecha

Aunque los enfrentamientos internos no son nuevos en la derecha chilena, esta vez la disputa adquiere una forma inédita: el "sicariato digital", como lo definieron algunos analistas, se ha transformado en herramienta de competencia interna. La denuncia de Matthei no fue solo un desahogo mediático; la candidata evaluó presentar acciones legales contra los responsables de la campaña, lo que generó incomodidad en su propio bloque.

El conflicto revela una tensión estructural entre dos proyectos distintos dentro del mismo sector: uno más institucional, pragmático y centrado en acuerdos, representado por Chile Vamos; y otro, de corte identitario y confrontacional, encarnado por Republicanos. La figura de José Antonio Kast, que lidera las encuestas en el bloque, acentúa esa tensión con su silencio ante las acusaciones.

Reacciones divididas y estrategia electoral

Luego de que Matthei hiciera públicas sus denuncias, figuras del oficialismo y de la oposición manifestaron su rechazo a las prácticas de desinformación. El rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, calificó la campaña como “infame e indigna”, y valoró que Matthei la haya denunciado. Por su parte, el analista Cristián Valdivieso destacó que el uso de estrategias digitales agresivas está erosionando el debate público.

No obstante, la decisión de Matthei de no avanzar finalmente con la querella legal sugiere una lectura estratégica del conflicto. La candidata optó por no fracturar a la derecha de manera irreversible, apostando a una salida discursiva: enfatizó que en la política "no todo vale" y que el debate debería centrarse en propuestas, no en ataques personales.

Kast: silencio, luego celebración

Durante varios días, Kast evitó referirse al tema, lo que fue interpretado por sectores de Chile Vamos como una validación tácita del ataque digital. Solo después de que Matthei descartó judicializar el conflicto, el líder republicano se pronunció: valoró su decisión y llamó a la unidad del sector.

En la interna de Republicanos, la posición ha sido ambigua. Mientras algunos dirigentes celebran el liderazgo de Kast en las encuestas, otros consideran riesgoso intensificar una campaña que puede volverse en contra si se consolida la narrativa del "juego sucio". El dilema entre eficacia electoral y reputación institucional aparece más vigente que nunca.

Impacto electoral y consecuencias

La confrontación entre Matthei y Kast no solo refleja una pugna de liderazgos, sino que pone en riesgo la capacidad de la derecha para presentar un frente unificado ante la candidatura de centroizquierda de Jeannette Jara. Las tensiones internas pueden debilitar la participación de votantes moderados que rechazan los excesos del debate.

Además, el caso ha reabierto la discusión sobre la regulación de las redes sociales en contextos electorales. La falta de fiscalización sobre cuentas anónimas y videos manipulados deja expuesta la fragilidad del sistema político ante nuevas formas de intervención digital.

Malos perdedores 

Lo ocurrido entre Evelyn Matthei y el Partido Republicano marca un punto de inflexión en las formas de hacer campaña en Chile. El uso de herramientas digitales para erosionar la imagen de un contrincante del mismo sector representa una novedad preocupante: la línea entre crítica legítima y manipulación maliciosa ha sido cruzada.

Si bien la candidata optó por no judicializar el episodio, su denuncia abre un debate imprescindible sobre los límites éticos en la competencia política. De persistir este tipo de prácticas, podría consolidarse una cultura electoral basada en el desprestigio antes que en las propuestas, con consecuencias negativas para la calidad democrática.