
Un joven de 22 años fue condenado a prisión perpetua como autor del abuso sexual y posterior femicidio de Noemí “Mimí” Graciela Burella, ocurrido en agosto de 2022 en la ciudad santafesina de Calchaquí, en el departamento Vera. La sentencia fue dictada este viernes por la mañana en los tribunales de Vera, al concluir el juicio oral y público. La decisión fue tomada por unanimidad por los jueces Claudia Bressán, Martín Gauna Chapero y Natalia Palud.
Los fiscales del Ministerio Público de la Acusación (MPA), Nicolás Maglier y Valentín Hereñú, llevaron adelante la acusación. Tras la lectura del veredicto, destacaron que el tribunal aplicó la prisión perpetua tal como habían solicitado durante el debate y valoraron la unanimidad del fallo.
También mencionaron la labor del exfiscal Leandro Mai, quien participó de las etapas iniciales de la investigación, y remarcaron el rol clave de la Brigada de Femicidio, creada en simultáneo con el crimen de Burella.
Según la reconstrucción del caso, los hechos ocurrieron entre las 19 y las 23 del jueves 18 de agosto de 2022 en la casa de la víctima, ubicada en Calchaquí. Troncoso ingresó al domicilio sabiendo que Burella, de 61 años, estaba sola. Aprovechando su estado de indefensión, la inmovilizó por la fuerza y la sometió sexualmente. Luego la golpeó con un objeto contundente, causándole un traumatismo de cráneo que le provocó la muerte inmediata.
Tras el crimen, Troncoso robó el celular de la víctima. De acuerdo con la Fiscalía, el femicidio fue cometido con el fin de ocultar y procurar impunidad para el abuso sexual y el robo. Esa calificación fue central para la acusación: abuso sexual con acceso carnal y homicidio calificado, tanto por haber sido perpetrado para ocultar otro delito como por haberse cometido contra una mujer en un contexto de violencia de género.
En el mismo juicio también fue condenado Jorge Luis Ramón Zanel, de 25 años, a la pena de cuatro años y seis meses de prisión por el delito de encubrimiento agravado. Según la acusación, este joven ocultó y guardó en su casa el celular robado por Troncoso desde el 18 hasta el 23 de agosto. Además, los fiscales sostuvieron que el acusado tenía intención de vender el dispositivo y que lo manipuló para borrar pruebas que lo vincularan con el autor del crimen.
Maglier y Hereñú insistieron en que el caso fue abordado desde el inicio con una perspectiva de género, a pesar de que los hechos se produjeron en el marco de un robo. Indicaron que la escena evidenciaba una clara connotación sexista, lo que motivó su encuadre legal como femicidio. También subrayaron la importancia del vínculo que lograron establecer con la hija de la víctima y con el resto de su familia, quienes colaboraron con la investigación en todo momento.