03/08/2025 - Edición Nº908

Internacionales

Libreto repetido

Colombia: el millonario plan de Petro que enfrenta críticas

02/08/2025 | El presidente colombiano impulsa un millonario plan de gasto que carece de viabilidad fiscal y se prepara para culpar al Congreso por la falta de ejecución.



El presidente Gustavo Petro ha vuelto a apostar por una estrategia conocida: presentar un ambicioso plan de gasto sin el respaldo financiero ni institucional necesario, mientras anticipa un nuevo enfrentamiento con el Congreso. Su propuesta presupuestaria para 2026, según documentos oficiales y declaraciones del Ejecutivo, incluye iniciativas de infraestructura, reindustrialización y transición energética que superan ampliamente la capacidad de financiación del Estado.

El problema no es sólo la magnitud del gasto proyectado, sino la absoluta falta de coordinación entre ministerios clave, como Transporte, Hacienda, Minas y Comercio. Incluso en sectores donde la ejecución debería ser inmediata, como energías limpias o infraestructura vial, no hay avances tangibles. El Gobierno ha recurrido a lo que varios analistas califican como "ilusionismo fiscal": presupuestos desbordados sostenidos en aumentos impositivos o deuda, sin garantías de implementación.

Presupuesto sin respaldo

La propuesta de Petro para 2026 contempla un gasto social y de inversión cercano a los 500 billones de pesos colombianos, una cifra sin precedentes. Sin embargo, el Ministerio de Hacienda no ha detallado de dónde provendrán los recursos, más allá de generalidades sobre "nuevas rentas" y mejoras en la eficiencia tributaria. La oposición ha alertado sobre el riesgo de desbalance fiscal y calificó el plan como "una maniobra política sin viabilidad técnica".

La lectura predominante es que el presidente no busca realmente ejecutar ese presupuesto, sino instalar un nuevo conflicto narrativo. Al igual que en episodios anteriores, Petro podría culpar al Congreso, a la oposición o a la Corte Constitucional por frenar sus reformas, construyendo una narrativa de obstrucción que refuerce su posición entre los sectores más ideologizados.

Una maquinaria narrativa consolidada

Desde la televisora estatal RTVC hasta las cuentas oficiales del Gobierno en redes sociales, el petrismo ha consolidado una poderosa maquinaria de comunicación directa, evitando intermediarios y reforzando un relato de "pueblo contra élite". Las cadenas presidenciales, transmitidas con regularidad, han ampliado su duración y contenido, centrandose más en la forma que en los datos concretos.

En ese escenario, la narrativa del "Congreso enemigo del cambio" sirve para movilizar a una base política cada vez más escéptica. El libreto se repite: una propuesta grandilocuente, sin soporte institucional, seguida de un rechazo parlamentario previsible y la acusación de sabotaje. Esta secuencia permite mantener viva la tensión sin entregar resultados concretos.

Gobierno fragmentado, resultados difusos

En los hechos, la falta de articulación dentro del propio Ejecutivo ha impedido cualquier ejecución efectiva. Las diferencias entre ministerios, sumadas a renuncias constantes y la rotación en cargos clave, generan un clima de parálisis institucional. Incluso las reformas que cuentan con apoyo parcial, como la laboral o la educativa, siguen sin aplicarse.

Los gobiernos regionales también han comenzado a expresar su frustración. Varios alcaldes y gobernadores, entre ellos el de Medellín, han denunciado que la nación ha dejado de cumplir sus compromisos, obligando a las administraciones locales a asumir tareas que corresponden al ámbito nacional.

El espejo de 2023 y 2024

El patrón no es nuevo. Ya en 2023, Petro presentó un paquete de reformas estructurales que fue rechazado en parte por el Congreso y en parte por la Corte. Lejos de buscar consensos, el presidente optó por convocar una consulta popular que fue vetada y luego amagó con una asamblea constituyente. Ese camino derivó en una crisis institucional que aún afecta la gobernabilidad, con costos políticos y jurídicos aún por saldarse.

La repeticón del guion en 2025 sugiere que el petrismo no apuesta por la reforma efectiva, sino por el conflicto permanente como forma de acumulación simbólica y electoral. Mientras tanto, los indicadores de ejecución presupuestaria y desarrollo regional siguen estancados o en retroceso.

Simbolos sin hechos 

La estrategia del presidente Petro parece orientada más a sostener una narrativa que a concretar transformaciones. Si bien su discurso sigue apelando a la justicia social y a la inclusión, en la práctica los resultados son escasos y la polarización se ha vuelto un recurso permanente. El petrismo se ha profesionalizado en la gestión de expectativas, pero ha fallado en la gestión de resultados.

De cara al cierre de su mandato, el riesgo más grande para Colombia no es una reforma fallida, sino una institucionalidad desgastada. La repeticón del conflicto, sin avances tangibles, erosiona la confianza democrática y puede dejar una herencia de tensión crónica en el sistema político colombiano.