
La irrupción de Amalia Granata como candidata a diputada nacional volvió a recalentar el tablero santafesino. En una elección donde La Libertad Avanza necesita mostrar músculo legislativo propio, el espacio que conduce Karina Milei enfrenta ahora una interna a cielo abierto con una rival que pesca en el mismo electorado y amenaza con quedarse con una parte del botín libertario.
Granata viene de una buena elección provincial, donde quedó apenas 20 mil votos por debajo de los candidatos oficialistas de LLA, que terminaron terceros. Esa performance y una base consolidada de unos 180 mil votos entusiasman a su equipo, que ya proyecta quedarse con una o incluso dos bancas en la elección de octubre.
El problema para el armado nacional del Gobierno es doble. Por un lado, Granata le disputa al núcleo duro libertario desde una identidad propia, sin depender de la estructura del Ejecutivo. Por otro, la Casa Rosada insiste con bajar listas con nombres desconocidos como Marcos Peyrano, apoderado del partido de Milei en Santa Fe, cuya falta de visibilidad podría repetir el fracaso del candidato Nicolás Mayoraz en las elecciones provinciales.
Santa Fe renueva nueve bancas en la Cámara de Diputados y en un escenario de tercios tan ajustado como el que se perfila, la fragmentación del voto opositor puede terminar beneficiando a Unión por la Patria o al oficialismo local que encabeza Maximiliano Pullaro. En ese esquema, Romina Diez, armadora nacional del mileísmo, ve cómo se desmorona el objetivo de consolidar un bloque libertario puro, al menos en este distrito.
La fractura del voto Milei no es el único dolor de cabeza. Desde el PRO, la vicegobernadora Gisela Scaglia tanteó sin éxito a Miguel Del Sel para encabezar la lista de Unidos. El ex-Midachi, que estuvo a punto de ganar la gobernación en dos oportunidades, rechazó la oferta y ratificó su alejamiento de la política. “Ya no estoy más”, fue su respuesta.
Con el armado libertario cruzado por internas, candidatos sin tracción propia y un panorama atomizado en el que el electorado de derecha no encuentra una oferta unificada, Amalia Granata se convierte en una amenaza real para los planes de Karina Milei. Y, en paralelo, deja en evidencia la debilidad del mileísmo cuando se juega por fuera de las redes sociales y el marketing presidencial.