13/08/2025 - Edición Nº918

Internacionales

Pobreza extrema

Crisis alimentaria en Haití: el impacto en la región y qué se espera

03/08/2025 | Más de un tercio de los haitianos sufre hambre crónica, seguido por Venezuela, Nicaragua y Guatemala. La media regional se mantiene en 7,8%.



La crisis alimentaria en América Latina y el Caribe ha alcanzado niveles alarmantes, con Haití ubicado al borde del colapso nutricional. Según un reciente informe regional, el país caribeño registra un 47,3% de su población en situación de subalimentación crónica, convirtiéndose en el caso más extremo de la región.

Este dato supera ampliamente el promedio regional, que se sitúa en 7,8%. La gravedad en Haití no solo es numérica: también refleja una combinación letal de pobreza extrema, colapso institucional y deterioro de la seguridad alimentaria que amenaza con prolongarse en el tiempo.

Escalada en los países más vulnerables

En segundo lugar del ranking se encuentra Venezuela, con un 22,9% de la población subalimentada, un dato que reafirma la conexión entre crisis económica y hambre estructural. La hiperinflación, el colapso del salario real y la reducción de programas de asistencia alimentaria han dejado a millones sin acceso suficiente a alimentos nutritivos.

Nicaragua y Guatemala, con 18,6% y 16% respectivamente, también exhiben cifras preocupantes. Ambos países arrastran deficiencias históricas en el acceso a alimentos, agravadas por la desigualdad territorial, los bajos ingresos y una ruralidad empobrecida.

Factores estructurales y climáticos

En Ecuador (15,4%) y Honduras (15,3%), la situación está marcada por una combinación de crisis económica postpandemia, inestabilidad política y vulnerabilidad al cambio climático. Los efectos de fenómenos como El Niño y las sequías han golpeado con fuerza los sistemas agroalimentarios más frágiles.

Bolivia también figura en la lista, con un 13,9% de subalimentación. Aunque posee una fuerte producción agrícola, la distribución desigual de la riqueza y las brechas entre el campo y la ciudad siguen siendo un obstáculo crítico para garantizar la seguridad alimentaria.

América del Sur: contrastes marcados

Paraguay (8,7%), Perú (8,3%) y Colombia (8,2%) también superan levemente el promedio regional. En estos casos, los focos de subalimentación están vinculados principalmente a zonas rurales o periurbanas, donde los servicios del Estado no logran cubrir adecuadamente las necesidades básicas.

La situación contrasta con otros países del continente que, sin aparecer en el ranking, mantienen cifras más contenidas gracias a políticas de subsidios alimentarios, estabilidad macroeconómica y redes de contención social más robustas.

Impacto en niñez y salud pública

La subalimentación crónica tiene un impacto directo en la desnutrición infantil, el rendimiento escolar y la productividad económica. En países como Haití, más del 40% de los niños menores de cinco años sufre retraso en el crecimiento, con consecuencias irreversibles en su desarrollo cognitivo.

A esto se suma el deterioro de la salud pública general. La deficiencia de micronutrientes y las enfermedades relacionadas con el hambre aumentan la carga sobre los sistemas sanitarios, ya de por sí frágiles en los países más afectados.

Hambre y necesidad

El dramático liderazgo de Haití en este ranking no solo es un reflejo de su crisis política y económica, sino una advertencia sobre lo que puede suceder cuando los Estados fallan en garantizar el derecho humano a la alimentación. La situación requiere una respuesta multilateral urgente, que combine ayuda humanitaria inmediata con estrategias de desarrollo sostenible a largo plazo.

El resto de la región, aunque con cifras menores, también enfrenta un desafío estructural. Mientras el hambre siga siendo una realidad para millones, cualquier discurso sobre crecimiento y democracia seguirá siendo incompleto.