
“La tecnología avanza a pasos agigantados para el bien y también para el mal. Esta es una realidad. Todos vivimos en un entorno de alto nivel de tecnología”, explica Daniel Banda, CEO de SoftGuard y referente en seguridad electrónica, en el living de News Digitales. La entrevista giró en torno al aumento de robos de vehículos sin violencia, utilizando dispositivos de inhibición de señales y clonación de llaves.
“El hecho de que hayas cerrado el auto con la alarma no significa que esté seguro”, advierte Banda sobre la falsa sensación de seguridad que generan los sistemas de cierre remoto. Y compartió un dato impactante: “Este tipo de robo tiene casi 300 mil casos estimados en el año, sobre todo en shoppings y centros comerciales, donde los reclamos son constantes.”
El método más común es el uso de inhibidores de señal, que bloquean la orden de cierre emitida por el control remoto del auto. “Lamentablemente, por las cuestiones de la tecnología existente hoy, es muy fácil para el malhechor hacerse de un equipo de estos. Yo hice la prueba, me fui a un local de la avenida Corrientes, compré un handy, googleé cuál era la frecuencia exacta, con punto y coma y con cinco decimales, y cuando apretás el botón del handy generás una señal fuerte que obstruye la del llaverito del auto.”
El radio de alcance de estos dispositivos es amplio: “En un radio de aproximadamente 50 o 60 metros, se inhibe todo. El delincuente que maneja esta tecnología no toma muchos riesgos, porque anda con un dispositivo de venta libre.” El usuario cree que cerró su vehículo, pero en realidad no lo hizo: “Vos apretás el botón del auto, pero si está inhibido no se encienden las luces, no hay sonido, no pasa absolutamente nada y no te das cuenta de que no quedó cerrado.”
Según Banda, los delincuentes suelen operar en centros comerciales más que en la vía pública. “En los shoppings pasa muchísimo, y eso genera un enorme desgaste en la imagen de los centros comerciales.” Y detalla cómo actúan: “El delincuente espera que te vayas conforme, como si el auto estuviera activado, y después abre las puertas y se lleva lo que tenés adentro.”
Para prevenir este tipo de delitos, Banda recomienda medidas simples pero efectivas: “La manera de asegurarte de que el vehículo quedó cerrado es verificar que se activen las señales: el plegado de espejos, el destello de luces, el sonido de la bocina. Si eso no ocurre, algo está pasando.” Y advierte especialmente a los propietarios de vehículos con llaves por presencia: “Tantear la puerta puede abrirla si tenés la llave encima. Por eso recomiendo desactivar esa función, porque no es para nuestra ciudad.”
Además de los inhibidores, otra amenaza creciente es la clonación de llaves electrónicas con dispositivos como el Flipper Zero. “Vamos al 7 u 8 por ciento de los casos más recientes que estamos viendo con lo que es la clonación de llaves, y es muchísimo.” Aunque este dispositivo fue creado con fines lícitos, hoy está en manos de delincuentes. “El delincuente graba esa secuencia, espera que te vayas, y luego con el botón de playback reproduce esos datos invisibles y abre el auto. Y si quiere, lo arranca también.”
La vulnerabilidad aumenta cuando se deja información personal dentro del vehículo. “Lo peor es que arriba del auto hay información: las llaves de tu casa, la cédula verde con tu domicilio. Yo mismo vine hoy acá y dejé las llaves en el auto.” Y lanzó una advertencia directa: “¿Puedo jurarte que no me clonaron la llave recién cuando dejé el auto? No te lo puedo jurar. Es poco probable, hasta que pasa.”
Ante la pregunta sobre cómo enfrentar este panorama sin caer en la paranoia, Banda fue tajante: “No se puede vivir obsesionado por esto, pero tampoco en Disney World. Algunas cosas se pueden minimizar, otras no.”
El especialista también remarcó las limitaciones del sistema judicial frente a estos delitos: “Si detenés a alguien con un dispositivo así, es casi imposible hacer una causa judicial. No se agrava, no hay flagrancia, y no podés comprobar que lo usó para abrir un auto.” Y concluyó: “Este tipo de delito es totalmente incruento. El botín es muy jugoso para un riesgo bajísimo.”
Como último consejo, Banda apeló a un clásico de la seguridad física: “Compré un trabavolante la semana pasada. Diecisiete mil novecientos pesos. Es el viejo trabavolante que teníamos hace veinte años, y todavía es útil.” Incluso, agregó un dato curioso: “Aunque te parezca mentira, en Europa se venden mucho estos dispositivos. Significa que allá también la clonación de llave está fuerte.”