04/08/2025 - Edición Nº909

Economía

Nueva medición

El FMI pide actualizar el IPC: cómo es el nuevo índice y qué cambia

04/08/2025 | El organismo multilateral confirmó que el nuevo indicador de inflación comenzará a aplicarse antes de fin de año. Incluirá cambios en la canasta de consumo para reflejar mejor los hábitos actuales.



A fines de este año, la Argentina podría contar con una nueva versión del Índice de Precios al Consumidor (IPC), el indicador que mide mensualmente la inflación. Así lo anticipó el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su último informe técnico, en el que destacó que la actualización ya está lista y que su implementación dependerá de decisiones institucionales locales.

La renovación del IPC es una deuda pendiente desde hace años. Según los estándares internacionales, la canasta de consumo que sirve de base para calcular la inflación debería actualizarse cada cinco o diez años, a fin de reflejar cambios en los hábitos de consumo de la población y evitar distorsiones en el dato. En el caso argentino, la demora fue significativa.

En su informe más reciente, el staff del FMI aseguró que el nuevo índice será lanzado hacia fin de año. Aunque aclaró que la fecha exacta se definirá en la próxima revisión de metas. Fuentes del INDEC confirmaron que el trabajo técnico ya está finalizado y que solo resta la aprobación oficial para su puesta en marcha.

En abril, el titular del INDEC, Marco Lavagna, había adelantado que la nueva canasta incluirá productos y servicios más representativos del consumo actual, como plataformas de streaming, telefonía celular y servicios digitales. Aclaró, sin embargo, que los cambios no generarán saltos abruptos en el índice, sino que permitirán una medición más fiel de la evolución de los precios.

Qué cambia con el nuevo IPC

La actual estructura del IPC nacional se basa en la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo) 2004/05, aunque ya se encuentra disponible una versión actualizada de esa encuesta, realizada entre 2017 y 2018. La consultora Equilibra elaboró un ejercicio técnico sobre cómo variaría el índice si se adoptara esta nueva base.

El cambio más relevante sería una redistribución del peso relativo de los distintos rubros dentro del índice. En términos generales, la nueva canasta otorga mayor importancia a los servicios y reduce el peso de los bienes. Por ejemplo:

  • Alimentos y bebidas no alcohólicas bajarían del 26,9% al 22,7% de la canasta.
  • Prendas de vestir y calzado, de 9,9% a 6,8%.
  • Salud, de 8% a 6,4%.
  • Bebidas alcohólicas y tabaco, de 3,5% a 2%.
  • Equipamiento del hogar, de 6,4% a 5,5%.

En sentido contrario, algunos rubros ganarían protagonismo:

  • Vivienda, electricidad y gas, de 9,4% a 14,5%.
  • Transporte, de 11% a 14,3%.
  • Comunicaciones, de 2,8% a 5,1%.
  • Recreación y cultura, de 7,3% a 8,6%.

Estas modificaciones implican que ciertos aumentos -como los tarifarios- tendrán un mayor impacto en la medición mensual de inflación, mientras que otros componentes más volátiles, como los alimentos, perderán peso en la estadística.

¿Cuánto cambia realmente la inflación?

Un informe reciente del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) advirtió que la aplicación retroactiva de los nuevos ponderadores podría haber generado diferencias sustanciales. Según sus cálculos, si el nuevo esquema de la ENGHo 2017/2018 se hubiese implementado desde diciembre de 2023, la inflación acumulada entre enero y junio de 2025 habría sido aproximadamente un 10% superior a la medida con la estructura actual. Esto se debe, explican, a que si bien los nuevos ponderadores son “híbridos” -es decir, mantienen constantes las cantidades pero actualizan los precios-, ese ajuste de precios solo comienza a impactar a partir del momento en que entra en vigencia el nuevo índice.

Además, CEPA remarcó una limitación clave: la metodología impide reflejar de manera inmediata el efecto completo de aumentos bruscos en precios relativos, ya que los nuevos valores ponderados repercuten con un rezago de al menos un mes. Esto implica que, en contextos de alta volatilidad, como una devaluación, el nuevo IPC podría subestimar el impacto inflacionario en el corto plazo.

En definitiva, la actualización del IPC apunta a mejorar la calidad estadística y la representatividad del índice. No cambiará el fondo del problema inflacionario, pero permitirá medirlo con mayor precisión, una condición clave tanto para la credibilidad interna como para los compromisos externos del país.

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