08/08/2025 - Edición Nº913

Internacionales

Desafío electoral

Jeannette Jara y el desafío de superar el rechazo en su campaña presidencial

05/08/2025 | Aunque lidera en las encuestas, la candidata comunista enfrenta un rechazo transversal que complica seriamente su viabilidad en segunda vuelta.



Jeannette Jara no es una improvisada. Exministra del Trabajo, militante comunista desde los 15 años, ganadora de las primarias oficialistas con más del 60% y primera mujer del PC en llegar a la recta presidencial. Todo indica que debería tener el viento a favor. Sin embargo, su candidatura transmite una sensación de fatiga antes de empezar: un proyecto con narrativa desgastada, incapaz de generar confianza en amplios sectores de la población.

En los sondeos, Jara aparece como favorita para la primera vuelta, con cifras entre el 26% y el 31%, según Cadem y Criteria. Pero ese núcleo duro parece un callejón sin salida. Ni sus gestos de moderación, ni la inclusión de figuras de la ex-Concertación en su equipo, han logrado romper el cerco de desconfianza que la rodea incluso dentro de su coalición. El techo estático de su apoyo revela una candidatura encerrada en sí misma.

El lastre de la desconfianza

Según el analista Alfredo Joignant, el verdadero problema de Jara no es la derecha, sino la percepción social generalizada de que su propuesta es inviable. Su imagen pública resulta funcional, pero no inspiradora. La palabra "comunista" sigue generando más ruido que propuestas, especialmente en sectores medios y empresariales.

Luis Eduardo Escobar, su jefe económico, ha intentado suavizar esa percepción, asegurando que Jara no cree en la lucha de clases ni en modelos estatistas extremos. Pero la candidata no logra desligarse del sello ideológico que la identifica desde joven, y eso pesa como una losa en un país marcado por la desconfianza institucional.

El dilema del legado Boric

A Jara le toca heredar un gobierno marcado por la ambigüedad. El mandato de Boric deja un balance mixto que, en lugar de fortalecerla, la compromete. Ni puede romper con el oficialismo, ni logra capitalizar sus logros. Ese intermedio forzado transmite debilidad.

Su estrategia de mostrarse como una izquierda "realista" no ha hecho mella en la opinión pública. La base oficialista la siente distante y el votante independiente no la reconoce como alternativa seria. El resultado es una candidata sin ancla clara ni proyección definida.

Seguridad, Milei y polarización regional

En seguridad, su discurso compite sin éxito contra el de Kast, que ha monopolizado el tema con propuestas más simples y directas. Jara, con un enfoque estructural y largo plazo, queda desdibujada frente a la urgencia emocional del votante.

El episodio con Milei fue sintomático. Al atacar de forma visceral al presidente argentino, Jara buscó galvanizar al electorado progresista. Pero el efecto fue contraproducente: reforzó su perfil polarizante y confirmó los temores de que, más que construir puentes, su estilo alimenta trincheras.

Un mapa fragmentado y volátil

Su ventaja en encuestas obedece más a la fragmentación del escenario que a un respaldo firme. Con la derecha dividida y la oposición sin liderazgo claro, Jara aparece como la opción más visible. Pero su incapacidad para ampliar su base amenaza con convertir esa ventaja en espejismo.

La coalición Unidad por Chile es frágil, sin narrativa común ni liderazgo unificado. Observadores como Pierina Ferretti advierten que la "unidad" actual del progresismo responde al miedo al retorno de la derecha más que a una convicción real. Ese tipo de adhesión, sustentada en la negación del otro, rara vez alcanza para ganar segundas vueltas.

Una carrera difícil 

Jeannette Jara enfrenta un dilema estructural: lidera sin emocionar, propone sin persuadir y compite sin convencer. Su discurso no interpela al grueso de la ciudadanía y su identidad política la encierra en un espacio minoritario.

Si no rompe pronto ese cerco, el 30% que hoy la acompaña podría ser lo más alto que alcance. Y en una elección polarizada, con voto obligatorio y volatilidad creciente, eso podría condenarla a una derrota anunciada.