
El acuerdo entre La Libertad Avanza y el PRO en la Ciudad de Buenos Aires entró en su etapa final. La oferta fue clara: Karina Milei propuso el quinto y sexto lugar en la lista de diputados nacionales. Aunque marginales, esos lugares fueron leídos por el macrismo como una oportunidad de subsistencia electoral en su propio bastión, que hoy ya no domina.
En Balcarce 412, Mauricio Macri encabezó una reunión tensa. Entró sonriente, salió serio. Aunque la foto oficial intentó mostrar unidad, el gesto adusto del expresidente expuso la incomodidad de tener que aceptar condiciones impuestas por un espacio que hasta hace poco era marginal. Jorge Macri también participó, pese a estar formalmente vetado por los libertarios.
El núcleo duro del PRO sabe que no tiene margen: hay una superposición del 87% entre su electorado y el de Milei. Las encuestas internas muestran que cualquier crítica al presidente cae mal entre los votantes amarillos. Por eso, el pacto no se presenta como una fusión, sino como una rendición con beneficios. Gobernabilidad para Jorge Macri, estructura para Javier Milei.
El premio consuelo: dos bancas con nombre propio. Hernán Iglesias Illa y Jimena La Torre son las apuestas del expresidente para mantener algo de visibilidad legislativa. La campaña, en cambio, será enteramente violeta. El PRO no aportará recursos ni protagonismo. La estética, el discurso y el sello quedarán en manos del mileísmo.
La que quedó afuera fue María Eugenia Vidal, quien había dicho públicamente que no integraría un acuerdo con Milei. Los libertarios se encargaron de sellar ese destino con un veto formal. En el entorno de Mauricio Macri atribuyen parte de su enojo a esa decisión, aunque lo cierto es que el expresidente buscaba evitar cualquier participación activa en la campaña.
Mientras tanto, Juntos por el Cambio se rearma sin el PRO: radicales, socialistas, lilitos, el GEN y el larretismo avanzan en la Ciudad con su propia boleta. Nadie se atreve a descartar que, si el acuerdo entre libertarios y macristas se cae a último momento, el PRO intente volver a esa mesa. Pero a esta altura, la dignidad ya no está en juego. Solo queda el lugar en la lista.