
Cada 7 de agosto, la devoción a San Cayetano moviliza a miles de personas en todo el país. Considerado el patrono del pan y del trabajo, el santo es una figura central en la fe católica argentina, y su santuario en el barrio porteño de Liniers es el punto de encuentro de una multitud que acude con la esperanza de recibir una bendición o, simplemente, a dar las gracias.
Desde las primeras horas de este jueves, miles de fieles se acercan al santuario ubicado en la calle Cuzco 150, en Liniers. Durante toda la jornada, se llevarán a cabo misas en diferentes horarios, y la postal se repite año tras año: largas filas de creyentes que asisten tanto para pedir por trabajo y estabilidad económica, como para agradecer por los favores recibidos.
Cayetano de Thiene nació en Vicenza, Italia, en 1480 y murió en Nápoles en 1547. Con una sólida formación en derecho civil y canónico, su vida dio un giro radical tras la muerte del Papa Julio II. Cayetano dejó la vida cortesana, se ordenó sacerdote a los 35 años y se dedicó por completo a los más necesitados.
En Roma, se unió a la asociación "Del Amor Divino" y, preocupado por la situación espiritual de su tiempo, fundó la Orden de los Teatinos, que promovía una vida sacerdotal austera y solidaria. Fiel a sus convicciones, renunció a todos sus bienes, repartió su herencia entre los pobres y creó los Montes de Piedad, instituciones que prestaban dinero con intereses mínimos. También dedicó gran parte de su tiempo al cuidado de enfermos abandonados.
Falleció un 7 de agosto, y fue canonizado en 1671. Su figura se arraigó profundamente en Argentina, especialmente en momentos de crisis. El templo de San Cayetano en Liniers, construido en 1900, fue elevado a parroquia en 1913 y, con el tiempo, se ha convertido en uno de los centros de fe más convocantes de la nación.