
En medio de los primeros compases del nuevo gobierno de Claudia Sheinbaum, el senador Ricardo Monreal ha salido a marcar posición. Frente a los rumores sobre una posible reforma electoral impulsada desde el oficialismo, el excoordinador de Morena en el Senado fue enfático: "No había ahora la exigencia de una reforma electoral". Con esta declaración, Monreal rompe con la narrativa predominante en Palacio Nacional y propone una pausa estratégica en los cambios estructurales.
La postura del legislador zacatecano surge en un contexto de tensiones soterradas dentro del movimiento de la Cuarta Transformación. Aunque no lo dijo directamente, su mensaje parece dirigido a quienes dentro del gobierno buscan modificar las reglas del juego político antes del próximo ciclo electoral federal. Monreal, en cambio, apela a la prudencia institucional y a preservar el equilibrio de poderes.
En declaraciones a medios, Monreal subrayó que el sistema electoral actual, si bien no es perfecto, ha permitido alternancias pacíficas y una relativa estabilidad democrática. A su juicio, iniciar un proceso de reforma en este momento podría ser leído como una maniobra hegemónica por parte del partido en el poder. "Tenemos que cuidar las formas", insistió.
Estas afirmaciones no son casuales. Desde hace semanas circulan versiones sobre presiones desde el círculo cercano a la presidenta Sheinbaum para rediseñar el INE y el Tribunal Electoral. Monreal, sin embargo, se muestra más cauto, consciente de que una intervención prematura podría alimentar la polarización y abrir un nuevo frente de batalla con la oposición.
El legislador también apeló al contexto temporal. Recordó que las reformas constitucionales de gran calado deben madurar en un ambiente de consenso amplio y no bajo la lógica de la urgencia. "No podemos legislar con prisa ni por consigna", afirmó, en lo que muchos interpretan como una crítica velada a los operadores legislativos de Morena.
En efecto, Monreal ha insistido en que las reglas electorales deben ser modificadas solo si existe un acuerdo nacional, y no como respuesta a cálculos partidistas. En este sentido, marcó una diferencia con el enfoque del sexenio anterior, donde el presidente López Obrador intentó sin éxito modificar la estructura del INE con un enfoque claramente confrontativo.
Apenas asumido el nuevo gobierno, el tablero político ya empieza a moverse con vistas a las elecciones intermedias de 2026. En este contexto, las declaraciones de Monreal adquieren otra dimensión: son también un mensaje a la oposición y una forma de posicionarse como figura dialoguista dentro del oficialismo.
Con su habitual tono moderado, el senador busca diferenciarse del ala más radical de Morena. Mientras algunos sectores promueven una línea dura, él apuesta por consolidar institucionalmente los avances logrados, evitando retrocesos que puedan debilitar la legitimidad democrática del país.
Ricardo Monreal reclama reglas claras para que “la crisis interna de Morena” no se agrave con “deserciones” ante los comicios de 2027
— EL PAÍS México (@elpaismexico) August 7, 2025
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El posicionamiento de Monreal revela una tensión latente dentro de Morena entre quienes buscan profundizar el control político y quienes prefieren una estrategia de continuidad institucional. Su negativa a promover de inmediato una reforma electoral lo aleja del núcleo duro del oficialismo y lo acerca a una visión más equilibrada del poder.
A medida que se acerquen los comicios de medio término, esta división podría acentuarse. Las palabras de Monreal no sólo invitan a una reflexión sobre el momento oportuno para reformar, sino que también configuran un campo de disputa interna que marcará el tono del nuevo ciclo político.