
La identificación de Diego “Gaita” Fernández Lima, el adolescente de 16 años que desapareció en 1984 y cuyos restos fueron hallados en mayo pasado en una casa del barrio de Coghlan donde vivió el músico Gustavo Cerati, permitió que la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N° 12 accediera a nuevos testimonios que aportaron datos hasta ahora desconocidos para el expediente.
Entre ellos, se destaca un elemento que no había sido advertido por su familia: el hijo de los propietarios del inmueble donde fue encontrado el cuerpo fue compañero de curso de Fernández Lima en la Escuela Técnica N° 36, ubicada en el barrio de Saavedra. La información fue aportada por una persona que se comunicó con la fiscalía después de que se conociera la identidad del adolescente.
El joven había sido visto por última vez el 24 de julio de 1984, luego de almorzar en su casa. Le dijo a su madre que saldría a encontrarse con un amigo. Esa fue la última referencia. A la noche, al no volver, su familia denunció su desaparición en la comisaría, pero el caso quedó asentado como una presunta fuga del hogar, lo que condicionó la búsqueda durante décadas.
El hallazgo de los restos, el pasado 20 de mayo, ocurrió durante una obra en la casa lindera al chalet de Congreso 3742, cuando se desplazó tierra del jardín. En el mismo sitio se encontraron objetos personales como un reloj Casio fabricado en 1982, una corbata escolar, una moneda japonesa y una ficha de casino, entre otros. A partir de estos elementos, la fiscalía a cargo de Martín López Perrando activó una serie de pericias con el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).
La autopsia determinó que Diego murió por una puñalada en el tórax y que intentaron desmembrar su cuerpo, sin lograrlo. Fue enterrado en una fosa de 60 centímetros.
La identidad fue confirmada por un estudio de ADN, luego de que un sobrino sospechara que el caso podía estar vinculado a su familia. La muestra de su madre, hoy de 87 años, confirmó la relación genética.
Aunque el delito está prescripto, la fiscalía sigue trabajando para reconstruir lo ocurrido. La aparición del vínculo escolar con el hijo del dueño de la casa abre una nueva línea que podría contribuir a entender las circunstancias del homicidio.