
La decisión de Juan Grabois, referente de Patria Grande, tomada a pocas horas del cierre de frentes, generó malestar en el kirchnerismo y en sectores aliados, y se dio a contramano de la postura de Cristina Fernández de Kirchner, quien según su entorno “no avala” la movida.
Aunque se mantiene abierto un canal de diálogo hasta el 17 de agosto, fecha límite para el cierre de listas, el dirigente social dejó en claro que aspira a encabezar la nómina de diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires. Desde su entorno remarcan que Grabois es “el dirigente con mayor imagen positiva en la Provincia después de Kicillof” y cuestionan que el frente no lo ubique en ese lugar.
El distanciamiento sorprendió a parte de su propia dirigencia, que observa con desconcierto esta jugada de último minuto. El kirchnerismo, en tanto, buscó despejar suspicacias y señaló que la decisión fue “exclusiva” de Grabois, sin participación de Cristina.
Crítico del massismo, el líder de Patria Grande no inscribirá otra alianza, pero cuenta con estructura propia para competir en Buenos Aires y en la Ciudad, donde postularía a Ofelia Fernández como primera candidata a diputada nacional. En el peronismo advierten que, si va por fuera, el sistema D’Hont podría costarles una banca en el Congreso.
Mientras tanto, la negociación sigue, pero con una condición inamovible del lado de Grabois: ser el número uno en la lista bonaerense. “Nadie explica por qué no puede encabezar”, reprochan cerca suyo, mientras en el PJ hablan de un “empecinamiento” que tensiona aún más el cierre electoral.
ND