
El cierre de alianzas en Santa Fe tuvo clima de cierre de listas: intenso, veloz y plagado de negociaciones de último minuto. El gobernador Maximiliano Pullaro consiguió encolumnar a toda su coalición en el frente Provincias Unidas, replicando a nivel nacional el armado provincial de Unidos.
Con la vicegobernadora Gisela Scaglia encabezando la boleta, amarró al PRO santafesino y sumó músculo político para la pulseada que se viene.
También hubo acercamientos a intendentes peronistas, aunque esos movimientos quedaron en suspenso. El socialismo volvió a ser el socio más difícil. Tras tensas conversaciones, aceptó el segundo lugar para Pablo Farías, seguido por la radical Melina Giorgi.
Así, el oficialismo provincial llega sólido al próximo capítulo: enfrentar a La Libertad Avanza en un escenario que vuelve a dividirse en tercios.
En el peronismo, el panorama es menos estable. Fuerza Patria nombre que adopta el PJ a nivel nacional logró reunir a todas sus corrientes, pero las diferencias internas están lejos de resolverse.
La disputa por el primer puesto enfrenta al exjefe de Gabinete Agustín Rossi, respaldado por los senadores, contra Eduardo Toniolli, del Movimiento Evita, con apoyo de Juan Monteverde.
El sector de Omar Perotti, liderado por Roberto Mirabella, presiona por mecanismos democráticos para definir las listas y hasta pidió intervención de la Cámara Nacional Electoral.
En paralelo, la centroizquierda se reorganiza. El Frente Amplio por la Soberanía llevará como candidato a Carlos del Frade, sumando a socialistas disidentes, Libres del Sur y otras fuerzas progresistas.
También el Frente de Izquierda ratificó su intención de competir con un discurso crítico hacia el gobierno provincial. Mientras tanto, La Libertad Avanza observa desde la barrera. Sin alianzas, ya confirmó a Romina Diez como cabeza de lista, seguida por nombres en disputa como Agustín Pellegrini y Marcos Peyrano.
Sin embargo, podría enfrentar amenazas externas: la posible candidatura de Soledad Aramendi con apoyo de la Coalición Cívica y la de Amalia Granata, que ya demostró un caudal electoral que preocupa al mileísmo.
FS