
Ryan Giggs es uno de los jugadores más importantes de las últimas décadas. Jugó más de mil partidos como jugador profesional con un total de 13 títulos de la Premier League, una verdadera leyenda del fútbol inglés y en particular del Manchester United.
En el último tiempo, sigue ligado al fútbol después de reinventarse como propietario del Salford City, un club de la cuarta división inglesa. Sin embargo, después de su extensa y exitosa carrera como futbolista, el jugador nacido en Cardiff, Gales, fue denunciado por violencia de género por su entonces pareja y también fue detenido en noviembre de 2020.
Al momento de la detención, era el director técnico de la selección de Gales, pero, a raíz de la causa judicial en la que estaba implicado, renunció al cargo para enfocarse en su situación judicial y elaborar la defensa. Siempre dijo que era inocente.
Después de un largo proceso judicial, en el que estuvo en libertad pero vigilado de cerca, la denunciante retiró los cargos por agresión doméstica en su contra. Greville, su entonces pareja y supuesta víctima que lo denunció, dijo que estaba “agotada” por la presión mediática y no volvió a declarar. De esa forma Giggs fue absuelto y declarado inocente.
Cuando estalló el escándalo, Giggs estaba en un buen momento: había clasificado como técnico a Gales a la Eurocopa 2020. Recién una vez que obtuvo la absolución, el histórico jugador volvió a estar ligado al fútbol, aunque desde otro lugar. Se convirtió en uno de los propietarios de Salford City, donde también ocupa el rol de Director Deportivo.
En enero de este año, antes de jugar contra el Manchester City en la FA Cup, Giggs confirmó habló de su intención "algún día" de volver a ser técnico. Y agregó: "Me encantó mi etapa en Gales, ahora estoy disfrutando estar como Director de Fútbol en el Salford City, pero quiero volver a los banquillos", explicó. En su etapa como entrenador, Giggs fue técnico interino del Manchester United en 2014 cuando se despidió a David Moyes tras sus primeros meses en Old Trafford.