
El fútbol profesional de Chile atraviesa un momento clave, al avanzar en el Congreso la modificación a la Ley de Sociedades Anónimas Deportivas Profesionales (SADP). Desde hace unos años, se comenzó a debatir sobre el rol de los representantes de jugadores y posibles conflictos de interés en la compra y administración de los clubes.
En los últimos años, la FIFA y federaciones como la UEFA pusieron el foco en el control de la multipropiedad en el fútbol, a raíz del surgimiento y consolidación de grandes grupos empresarios que controlan clubes en distintas partes del mundo.Ahora en Chile, con la sanción del Senado, se avanza en la prohibición que los agentes de jugadores tengan participación directa o indirecta en la propiedad o administración de los equipos. El objetivo es evitar que los mismos representantes de jugadores tengan poder sobre las decisiones de los equipos, previniendo así posibles conflictos de interés.
El senador Matías Walker fue uno de los principales impulsores de la reforma y se suma a las voces críticas que tienen cuestionamientos públicos hacia las SADP. Según una encuesta realizada por la Fundación Fútbol Más Club, más del 50% de los encuestados manifestó estar en desacuerdo o muy en desacuerdo con el modelo de sociedades anónimas deportivas: el 15,2% dijo estar en desacuerdo y el 36,9% se declaró muy en desacuerdo con su funcionamiento.
Este avance legislativo, aunque parcial, representa un paso importante en el debate sobre el modelo de gestión de los clubes en Chile, en medio de la llegada de nuevos inversores extranjeros a distintos equipos.
Las sociedades anónimas deportivas desembarcaron en Chile de la mano del entonces senador Sebastián Piñera, uno de sus principales promotores y quien impulsó un proyecto en marzo de 1998. El mismo fue retomado por el presidente socialdemócrata Ricardo Lagos en 2002. El Gobierno de la Concertación lo adoptó prácticamente íntegro y lo presentó como su propio proyecto. La ley se discutió durante tres años y en 2005 se promulgó, iniciando así la transformación. Las SAD prometían más éxitos deportivos y transparencia.
Los resultados del fútbol chileno a nivel clubes, desde que se sancionó la ley, se reducen a la Universidad de Chile: con una Copa Sudamericana en 2011 y semifinales perdidas por Copa Libertadores en 2010 y 2012.
Con respecto a la transparencia, la ley que actualmente regula la industria del fútbol es la 20.019 y establece un triple control por parte del Gobierno, la ANFP y la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), un servicio público descentralizado. Si bien se trata de un control riguroso, siempre existen dudas sobre quiénes son los verdaderos dueños detrás de las sociedades.