12/08/2025 - Edición Nº917

Internacionales

Acuerdo migratorio

El polémico acuerdo entre EE.UU. y Ruanda que redefine las deportaciones

11/08/2025 | Kigali y Washington pactaron un programa de reubicación que incluye asistencia médica, vivienda y formación laboral para los aceptados.



Estados Unidos y Ruanda han alcanzado un acuerdo mediante el cual el país africano aceptará hasta 250 migrantes deportados desde territorio estadounidense. El pacto, negociado desde abril y confirmado a inicios de agosto de 2025, establece que Kigali tendrá derecho a rechazar a cualquier persona cuya deportación proponga Washington, especialmente si presenta antecedentes penales graves o delitos sexuales.

Según las autoridades ruandesas, quienes sean aceptados recibirán formación profesional, atención médica y asistencia para acceder a una vivienda, con el objetivo de que puedan retomar sus vidas en un nuevo entorno. Este compromiso se enmarca en lo que el gobierno describe como los “valores sociales de Ruanda”, basados en la reinserción y la rehabilitación, así como en la experiencia compartida de “desplazamiento” vivida por gran parte de la población del país.

Una estrategia más amplia de EE.UU.

El acuerdo con Ruanda forma parte de una política más amplia impulsada por la administración estadounidense para externalizar las deportaciones a países terceros, incluso cuando los países de origen de los migrantes no aceptan su retorno. Otros Estados africanos, como Sudán del Sur y Esuatini, también han suscrito pactos similares, según reportes de medios internacionales.

Estos programas suelen incluir apoyo económico y beneficios diplomáticos para los países receptores, a cambio de su disposición a recibir personas deportadas. Sin embargo, los detalles financieros de este acuerdo específico entre Washington y Kigali no han sido divulgados públicamente.

Críticas y preocupaciones

Organizaciones de derechos humanos han cuestionado la falta de transparencia y las posibles consecuencias de enviar a migrantes a países con marcos legales y de protección distintos. Señalan que, aunque Ruanda ha proyectado una imagen de estabilidad y desarrollo, los desafíos en materia de libertades políticas y derechos civiles podrían afectar a quienes lleguen bajo este programa.

Por su parte, el gobierno ruandés insiste en que el proceso será voluntario para los aceptados y que no se les exigirá permanecer en el país de forma indefinida. Aun así, persisten dudas sobre la capacidad de adaptación y seguridad de los deportados en su nuevo entorno.


Comunidad en Ruanda. 

Un peculiar acuerdo 

Este acuerdo ilustra la tendencia creciente de algunos países a subcontratar la gestión migratoria, lo que plantea interrogantes sobre la responsabilidad internacional y la protección de los derechos humanos. Aunque Ruanda presenta el pacto como una oportunidad para ofrecer un nuevo comienzo, el éxito real de la iniciativa dependerá de la transparencia, el respeto a las garantías y la colaboración efectiva entre ambos gobiernos.