
Colombia vive una de las jornadas más emotivas y dolorosas de su historia política reciente. El féretro del senador y candidato presidencial Miguel Uribe Turbay llegó este lunes al Capitolio Nacional, donde fue instalado en cámara ardiente en el Salón Elíptico del Congreso de la República. Familiares, amigos, dirigentes políticos y ciudadanos se congregaron para rendirle homenaje, en un acto cargado de simbolismo y consternación.
Entre lágrimas y abrazos, su esposa María Claudia Tarazona y su padre, Miguel Uribe Londoño, encabezaron la ceremonia póstuma. La imagen de ambos junto al ataúd cubierto con la bandera de Colombia se convirtió en el símbolo de un país que aún intenta asimilar la pérdida de uno de sus líderes más prometedores.
Uribe Turbay falleció el 11 de agosto de 2025 a los 39 años, producto de complicaciones derivadas de un atentado ocurrido el 7 de junio durante un acto electoral en Bogotá. Aquel día, un menor de 14 años disparó contra el senador, provocándole una grave hemorragia en el sistema nervioso central. Pese a semanas de tratamiento, su estado de salud se deterioró hasta resultar fatal.
La Fiscalía General de la Nación investiga el caso como un magnicidio. Según las primeras indagaciones, detrás del ataque existiría una red que incluye a presuntos autores intelectuales y logísticos, cuyo objetivo habría sido frenar la candidatura presidencial del dirigente.
Hijo del exministro Miguel Uribe Londoño y nieto del expresidente Julio César Turbay Ayala, Miguel Uribe Turbay se destacó por su oratoria y su capacidad de conectar con sectores diversos de la población. Había construido su plataforma política en torno a la seguridad ciudadana, la lucha contra la corrupción y la modernización del Estado.
Su candidatura presidencial para las elecciones de 2026 se perfilaba como una de las más competitivas, generando apoyos tanto en sectores de centroderecha como en parte del electorado independiente. Su asesinato deja un vacío significativo en el panorama político nacional.
Durante el homenaje en el Congreso, legisladores de todos los partidos expresaron su repudio al crimen y su solidaridad con la familia. El presidente de la República afirmó que el asesinato de Uribe Turbay es "una herida profunda para la democracia colombiana" y prometió que "no habrá impunidad".
En las afueras del Capitolio, cientos de ciudadanos se congregaron para despedirlo, algunos portando flores y pancartas con mensajes de agradecimiento. "Gracias por creer en Colombia", rezaba una de ellas, reflejando el impacto emocional que tuvo su figura en amplios sectores de la sociedad.
La muerte de Miguel Uribe Turbay no solo representa una tragedia personal para su familia y allegados, sino un golpe directo a la estabilidad política del país. Su asesinato revive el temor por la violencia política en Colombia y obliga a replantear medidas de seguridad para candidatos y líderes sociales.
El desafío para las autoridades será esclarecer el crimen y garantizar que la búsqueda de justicia sea rápida y efectiva. Solo así se podrá honrar la memoria de un político que, en vida, defendió con firmeza la necesidad de una Colombia más segura y unida.