
En El Salvador, Nayib Bukele ha transformado la lucha contra el crimen en un proyecto de Estado, priorizando la seguridad por encima de todo. Desde la implementación del régimen de excepción en marzo de 2022, el país ha visto la mayor disminución de homicidios de su historia reciente, un logro que muchos atribuyen a su firmeza y determinación.
El mandatario sostiene que la “guerra contra las pandillas” ha devuelto la tranquilidad a barrios antes dominados por el miedo. Más de 80.000 presuntos pandilleros han sido detenidos, debilitando las estructuras criminales que por años asfixiaron a las comunidades. Para amplios sectores de la población, estas acciones representan justicia y esperanza.
Bukele ha logrado una coordinación inédita entre Ejecutivo, Legislativo y Judicial para implementar políticas rápidas y contundentes. La Asamblea Legislativa respalda sin trabas sus reformas y el Poder Judicial ha sido fortalecido para procesar con eficacia los casos de crimen organizado.
El Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) se ha convertido en símbolo de esta estrategia, enviando un mensaje claro de que el país no tolerará el retorno del terror de las pandillas. Las imágenes de internos custodiados y sin privilegios han sido celebradas por sectores que antes sufrían su violencia.
Si bien algunos jóvenes han sido detenidos bajo sospechas, el gobierno argumenta que esto impide que sean reclutados por las pandillas y les ofrece la oportunidad de salir de un entorno criminal. La presencia policial ha reducido el riesgo en escuelas y espacios públicos, fomentando actividades comunitarias seguras.
En barrios antes controlados por maras, la confianza en las autoridades ha crecido. Familias relatan que ahora pueden circular libremente sin temor a extorsiones o violencia.
A pesar de críticas de ONG internacionales, la popularidad de Bukele supera niveles históricos. La reducción drástica de homicidios ha sido reconocida incluso por organismos que antes cuestionaban su estrategia. El Gobierno defiende que sus políticas salvan vidas y sientan un precedente regional contra el crimen organizado.
Otros países observan el modelo salvadoreño como un posible ejemplo a seguir, destacando su efectividad en contextos de inseguridad crónica.
"Humanity has to decide whether it's worth it to put hundreds of people in a cage so that millions of people can live peacefully. It's quite a dilemma.”
— The Chivalry Guild (@ChivalryGuild) August 9, 2025
No, a dilemma is a choice between equally undesirable alternatives. This is an easy choice.pic.twitter.com/0JiX5Ghilo
El reto ahora será consolidar esta paz y prevenir el resurgimiento de la violencia. Bukele asegura que su administración seguirá invirtiendo en infraestructura, educación y programas sociales para garantizar que los logros en seguridad se mantengan a largo plazo.
El Salvador vive un cambio histórico: la tranquilidad ha vuelto a las calles y el miedo se desvanece. Bukele ha demostrado que una estrategia firme y centralizada puede devolver la paz, ganando el apoyo mayoritario de su pueblo. Si el modelo se acompaña de políticas sociales sostenibles, podría marcar un antes y un después en la región.