15/08/2025 - Edición Nº920

Internacionales

Democracia hispana

Democracias hispanas en jaque: ¿qué rol juegan educación y emprendimiento?

14/08/2025 | Un análisis señala que fortalecer la confianza, impulsar el emprendimiento y mejorar la educación es clave para democracias más sólidas.



En el contexto actual del mundo hispano, la estabilidad democrática enfrenta desafíos estructurales que requieren soluciones integrales y sostenibles. La polarización política, las desigualdades económicas y la falta de oportunidades para las nuevas generaciones han generado un clima de desconfianza hacia las instituciones. Expertos sostienen que sin una base social cohesionada y un modelo de desarrollo inclusivo, las democracias de la región podrían debilitarse de forma irreversible.

Un reciente análisis presentado en el marco de un foro iberoamericano plantea que tres ejes estratégicos —confianza, emprendimiento y educación son esenciales para fortalecer el tejido democrático. Estas áreas, interconectadas entre sí, pueden generar un efecto multiplicador en la estabilidad política y en el crecimiento económico, siempre que se desarrollen con políticas públicas coherentes y de largo plazo.

La confianza como cimiento institucional

La confianza en las instituciones es considerada un factor determinante para la salud de cualquier democracia. En varios países hispanos, los índices de percepción ciudadana revelan que menos de la mitad de la población cree en la transparencia y eficacia de sus gobiernos. Esta desconfianza erosiona la participación ciudadana, reduce el compromiso cívico y facilita el avance de discursos populistas que capitalizan el descontento.

Para revertir esta tendencia, analistas proponen medidas como la rendición de cuentas permanente, el fortalecimiento de organismos de control y la participación ciudadana en la formulación de políticas. Asimismo, destacan que la transparencia digital y la trazabilidad de los procesos públicos pueden ser herramientas efectivas para reconstruir el vínculo entre el Estado y la sociedad.

Emprendimiento como motor de desarrollo

El fomento del emprendimiento no solo impulsa la economía, sino que también promueve la autonomía de los individuos y reduce la dependencia de subsidios estatales. En el mundo hispano, sin embargo, el ecosistema emprendedor enfrenta barreras como la burocracia, la falta de financiamiento y la inseguridad jurídica. Superar estos obstáculos es crucial para generar empleo de calidad y oportunidades equitativas.

Expertos sugieren que la cooperación público-privada, los incentivos fiscales y la formación en habilidades digitales pueden dinamizar el sector. Además, señalan que el apoyo a las pequeñas y medianas empresas (pymes) es vital, ya que representan una proporción significativa del empleo formal en la región y contribuyen directamente a la estabilidad social.

Educación para la igualdad y la innovación

La educación es el tercer pilar identificado como clave para la solidez democrática. En gran parte de los países hispanos, persisten brechas significativas en el acceso y la calidad educativa, lo que limita el desarrollo de capital humano competitivo. La falta de formación integral reduce la capacidad de los ciudadanos para participar activamente en la vida política y adaptarse a un mercado laboral en constante transformación.

Para cerrar estas brechas, se plantea una reforma educativa que integre competencias tecnológicas, pensamiento crítico y educación cívica desde las primeras etapas escolares. Además, la inversión en investigación y desarrollo permitiría a la región transitar hacia modelos productivos basados en la innovación y el conocimiento.

Interdependencia de los tres pilares

Los tres ejes —confianza, emprendimiento y educación— no actúan de forma aislada. Su fortalecimiento simultáneo puede generar un círculo virtuoso, en el que la confianza institucional incentive el emprendimiento, el emprendimiento financie mejoras educativas y la educación prepare ciudadanos capaces de sostener democracias más participativas y resilientes.

Este enfoque integral requiere una visión de largo plazo y consensos políticos que trasciendan los ciclos electorales. De lo contrario, las mejoras serán parciales y frágiles ante crisis económicas o cambios abruptos en el liderazgo.

¿Y la democracia?

La propuesta de centrar la agenda democrática en la confianza, el emprendimiento y la educación es viable, pero enfrenta resistencias políticas y culturales. Su implementación dependerá de la capacidad de los líderes para comunicar su relevancia y lograr el compromiso social. Sin un cambio en la mentalidad colectiva y en las prioridades de los gobiernos, estos pilares podrían quedar como simples aspiraciones.

A largo plazo, la viabilidad de las democracias hispanas dependerá de la construcción de un contrato social renovado, donde el desarrollo económico y la cohesión social sean objetivos complementarios. Solo así se podrá garantizar un futuro estable, inclusivo y democráticamente sólido.