20/08/2025 - Edición Nº925

Internacionales

Unidad empresarial

La conmovedora respuesta del sector privado al asesinato de Uribe Turbay

15/08/2025 | La cumbre empresarial en Cartagena se transformó en un homenaje y un llamado al diálogo nacional.



La décima edición del Congreso Empresarial Colombiano, celebrada en Cartagena, estuvo marcada por un ambiente inusual de duelo y reflexión. El evento, que congrega a los principales líderes del sector privado, se vio atravesado por la reciente muerte del senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, ocurrida apenas tres días antes, tras dos meses de lucha por su vida luego de un atentado en Bogotá. El crimen, que ha sido calificado como un ataque a la democracia, generó un consenso en el auditorio: la necesidad urgente de unidad nacional.

La jornada inaugural fue encabezada por Bruce Mac Master, presidente de la ANDI, quien abrió con un minuto de silencio y un video que recopilaba las intervenciones públicas de Uribe. Las actividades sociales previstas fueron canceladas y se incluyó una misa en memoria del dirigente. Este gesto evidenció el tono solemne del encuentro, que pasó de ser una cita técnica sobre economía y negocios a un espacio de duelo colectivo.

Homenaje y compromiso empresarial

En su discurso, Mac Master resaltó el compromiso de Uribe con el país, recordando que, pese a una infancia marcada por la tragedia, logró forjar una carrera política centrada en el servicio público. Este reconocimiento fue compartido por varios de los asistentes, que destacaron la necesidad de honrar su legado mediante acciones concretas en favor de la estabilidad institucional y la protección de la vida política.

Jaime Murra, presidente del Grupo Diana, fue uno de los oradores que más enfatizó la necesidad de construir puentes entre el sector privado y el Gobierno. "Este crimen nos duele como nación", afirmó, antes de subrayar que la empresa no puede permanecer ajena a lo público ni a lo social. Su llamado a la unidad, el respeto y el diálogo resonó en una sala que, más que nunca, pareció dispuesta a dejar de lado diferencias coyunturales.

Contraste con la crisis política

El clima conciliador del congreso contrastó con la crispación política que domina el país. Mientras en Cartagena se hablaba de acuerdos y colaboración, en Bogotá se producían enfrentamientos verbales entre expresidentes y se intensificaban las acusaciones judiciales cruzadas. La familia de Miguel Uribe, además, reiteraba sus críticas al Gobierno por su ausencia en el funeral, al que no asistieron altos funcionarios por expreso pedido de los deudos.

Esta brecha entre el discurso institucional y la realidad política refleja la profundidad de la división que atraviesa a Colombia. Los empresarios, sin embargo, parecen dispuestos a asumir un rol más activo en la reconstrucción de un tejido social y político gravemente deteriorado.

Un asesinato con impacto nacional

La muerte de Miguel Uribe Turbay no es un hecho aislado. Se inscribe en un patrón de violencia sistemática contra líderes políticos en Colombia. El atentado del 7 de junio, perpetrado por un menor de edad presuntamente contratado como sicario, señala el grado de penetración del crimen organizado en la vida política. Las investigaciones han dejado al menos seis detenidos, pero el país sigue exigiendo respuestas más profundas.

Este magnicidio ha reactivado el debate sobre las garantías para ejercer la actividad política en un contexto de inseguridad persistente. Para muchos de los presentes en Cartagena, la defensa de la democracia pasa por asegurar que nunca más un candidato o dirigente sea blanco de la violencia.

Una nueva visión 

La cumbre empresarial en Cartagena demostró que, frente a la tragedia, el sector privado puede convertirse en un actor de cohesión social. La coincidencia entre empresarios en torno a la necesidad de unidad podría abrir una ventana de oportunidad para promover acuerdos de largo plazo que fortalezcan las instituciones y la seguridad.

No obstante, el verdadero reto será trasladar el espíritu de concordia del auditorio a la arena política, donde las heridas siguen abiertas y las confrontaciones son diarias. La pregunta que queda es si este llamado empresarial logrará trascender las palabras y transformarse en un compromiso efectivo por un futuro más estable para Colombia.