18/08/2025 - Edición Nº923

Agro

Agricultura

Un experto turco aseguró que Argentina podría liderar la exportación de granos "biofortificados" con zinc

15/08/2025 | La falta de minerales como zinc, selenio, yodo o hierro pueden impactar en la salud de los consumidores



En el marco de un seminario organizado por la Asociación Civil Fertilizar y la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA), el experto internacional en nutrición de cultivos, Ismail Cakmak ,señaló que el país podría destacarse globalmente en la producción de granos que tengan incorporados desde la producción más minerales esenciales.

Pionero en demostrar el impacto del zinc en cultivos como trigo y maíz en Turquía —un hallazgo que derivó en mejoras productivas y de salud pública en su país—, Cakmak afirmó que “Argentina podría ser un primer ejemplo en el mundo en producir granos biofortificados, con más zinc y otros micronutrientes, para exportar a regiones con deficiencias y, al mismo tiempo, generar un diferencial de valor en el mercado”.

La biofortificación es una estrategia que, mediante el uso de fertilizantes minerales específicos, eleva el contenido de nutrientes esenciales en los granos mientras la planta está creciendo en el campo. 

Su objetivo es combatir el problema global conocido como “hambre oculta”: la falta de minerales como zinc, selenio, yodo o hierro que afecta silenciosamente la salud de 3.200 millones de personas en el mundo.

“Se puede comer bien, sentirse satisfecho, pero por dentro estar deficiente en nutrientes. Eso no se ve a simple vista, por eso se llama hambre oculta”, explicó el especialista. En paralelo, destacó que la estrategia de biofortificación puede posicionar a Argentina como proveedor de granos y alimentos “con valor agregado”, y esto podría resultar en nuevos y mejores mercados para la comercialización.

Bajos niveles de nutrientes en la región pampeana

Durante su exposición, Cakmak advirtió que en la región pampeana los niveles de fósforo (P), azufre (S) y zinc (Zn) son bajos debido a balances de reposición deficitarios, y que los mapas de suelo más recientes muestran deficiencias incipientes de boro. 

“Cada año se extraen más nutrientes de los que se reponen; eso empobrece los suelos y, en consecuencia, los cultivos y los alimentos”. El especialista alertó también que el problema es más relevante en el cultivo de soja, por su mayor brecha entre la remoción de nutrientes de la cosecha y la baja reposición durante la producción de los mismos. 

Además, señaló que “una buena nutrición mineral ayuda a mitigar el impacto de factores de estrés como sequías, altas temperaturas o enfermedades”.

Cakmak remarcó que la región pampeana es deficitaria en los principales nutrientes

Y enfatizó con que “si los suelos son pobres en minerales, los cultivos demuestran menor capacidad de tolerar el estrés, ya sea biótico causado por enfermedades y plagas, o abióticos, como las sequías o las altas temperaturas”. 

Los “biológicos” son un buen complemento

En cuanto al rol de los productos biológicos, consideró que “definitivamente no pueden reemplazar la fertilización mineral, sí pueden complementarla, mejorar la disponibilidad y movilidad de nutrientes en el suelo”. 

Durante su exposición mostró ejemplos concretos de cómo la acción de los bioestimulantes se sinergiza con una adecuada provisión de nutrientes básicos como el azufre o el potasio.

En este punto, Cakmak ejemplificó que “una hoja que pesa 100 gramos necesita 3 gramos de potasio y 5 gramos de azufre. ¿Cómo se pueden poner esos gramos con un producto biológico? El biológico puede ayudar a movilizar o solubilizar nutrientes, pero no a aportar la cantidad que la planta requiere”, concluyó.