16/08/2025 - Edición Nº921

Internacionales

Presión hemisférica

Venezuela bajo presión: el movimiento que desafía a Nicolás Maduro

15/08/2025 | La ofensiva contra cárteles revela la falta de control del régimen venezolano sobre sus fronteras y su rol como refugio criminal.



El anuncio del despliegue de más de 4.000 efectivos estadounidenses en aguas del Caribe y América Latina marca un giro de máxima presión contra las redes criminales que operan en la región. La Casa Blanca ha dejado claro que la operación no se limita a combatir el narcotráfico, sino que apunta a desarticular estructuras con conexiones políticas, entre ellas las que encuentran refugio y apoyo logístico en el régimen de Nicolás Maduro.

Fuentes de inteligencia han reiterado que Venezuela se ha convertido en un santuario para grupos criminales transnacionales, incluidos el Cartel de los Soles, disidencias de las FARC y facciones del ELN. La porosa frontera con Colombia y la ausencia de control efectivo sobre vastas áreas del territorio permiten que estas organizaciones coordinen envíos de cocaína, oro ilegal y armas hacia el Caribe y Centroamérica.

Militarización como mensaje político

El envío del Grupo Anfibio Iwo Jima, la 22.ª Unidad Expedicionaria de Infantería de Marina, un submarino nuclear y destructores con misiles guiados constituye un mensaje directo: Washington está dispuesto a emplear poder militar frente a amenazas que considera de seguridad nacional. En ese esquema, Caracas figura como un eslabón clave de la infraestructura criminal que EE.UU. busca neutralizar.

Los informes del Departamento de Estado señalan que altos mandos militares venezolanos han facilitado corredores aéreos y marítimos para el tráfico de drogas y mercancías ilícitas, a cambio de beneficios económicos y políticos. Esto, sumado a la protección que el chavismo brinda a líderes armados buscados por la justicia internacional, alimenta la percepción de que el país actúa como un Estado patrocinador del crimen organizado.

Reacciones y tensiones diplomáticas

Mientras el despliegue recibe respaldo de gobiernos aliados en el Caribe y Centroamérica, Maduro lo ha calificado como una "provocación imperialista". Sin embargo, la retórica oficial no logra ocultar que el régimen carece de capacidad —o voluntad— para expulsar a las redes criminales que operan libremente en su territorio.

Analistas sostienen que el endurecimiento de la postura estadounidense también responde a la presión interna por resultados tangibles en la lucha contra el narcotráfico, especialmente tras la designación de varios cárteles como organizaciones terroristas extranjeras. Esto habilita legalmente el uso de la fuerza militar más allá de las fronteras de EE.UU.

Perspectivas

Si bien no hay confirmación de operaciones terrestres en Venezuela, la presencia de activos militares avanzados en la zona aumenta el margen de maniobra para una acción rápida. El mensaje para Maduro es inequívoco: la tolerancia hacia el crimen transnacional tiene un costo geopolítico cada vez más alto.

En un momento en que la región debate sobre soberanía y seguridad, la figura del líder venezolano queda asociada a la expansión de redes ilícitas que desestabilizan el continente. El despliegue estadounidense, más que una advertencia, podría ser el preludio de un cambio de escenario para el chavismo.