
La obra social de las Fuerzas Armadas y de Seguridad (IOSFA) atraviesa una de las peores crisis de su historia. Lo que alguna vez fue un sistema sólido de cobertura médica para militares en actividad, retirados y sus familias, hoy se encuentra al borde del colapso. Demoras en prestaciones, cortes de servicios, falta de medicamentos y una estructura administrativa desbordada han encendido las alarmas entre los afiliados y generado un creciente malestar que ya se traduce en reclamos judiciales y protestas internas.
En los últimos meses, IOSFA ha acumulado una deuda millonaria con prestadores médicos, laboratorios y farmacias. Las demoras en los pagos han provocado que muchos profesionales dejen de atender por la obra social, mientras que clínicas y centros de diagnóstico suspenden convenios ante la falta de garantías. La crisis se nota en las demoras para acceder a prestaciones básicas.
IOSFA en un espacio de frustración contenida, donde el silencio pesa más que la indignación.
La crisis de IOSFA golpea directamente al ministro de Defensa, Luis Petri, quien además se postula como candidato a diputado nacional por Mendoza, en el marco de un acuerdo político con el gobernador Alfredo Cornejo. La situación de la obra social se ha convertido en un tema incómodo para su campaña, especialmente en sectores vinculados a las Fuerzas Armadas, históricamente sensibles a la cuestión sanitaria y previsional.
Aunque desde el Ministerio se anunció un rescate financiero para la obra social, los resultados aún no se ven reflejados en la atención cotidiana. La falta de transparencia en el manejo de fondos y la ausencia de un plan integral para recuperar la operatividad del sistema alimentan las críticas y ponen en duda la capacidad de gestión del funcionario.
La situación de IOSFA no es solo un problema administrativo: es una cuestión de dignidad. Miles de hombres y mujeres que dedicaron su vida al servicio del país hoy se encuentran desprotegidos, atrapados en un sistema que no responde. La crisis sanitaria se convierte así en una crisis política, que interpela al Estado y pone en evidencia las fallas estructurales de un modelo que, lejos de cuidar a sus héroes, los deja a la deriva.
La campaña de Luis Petri deberá enfrentar este desafío con respuestas concretas, porque el voto militar —aunque silencioso— tiene peso propio y tendrá en cuenta la incertidumbre, el abandono y la urgencia de una solución.
GZ