
El Santos sufrió este domingo una de las derrotas más graves de su historia al caer 6-0 contra Vasco da Gama en el estadio Morumbí de São Paulo, en un partido que trascendió lo futbolístico por la profunda tristeza y tensión emocional que dejó en los hinchas, en Neymar y en la dirigencia del club.
La goleada generó una conmoción que refleja la crisis que atraviesa uno de los clubes más emblemáticos de Brasil en plena era moderna. La escena más impactante fue la de Ney, que finalizó el partido llorando desconsoladamente en medio del campo, abrazado por Fernando Diniz, entrenador del Vasco. Las lágrimas del ídolo, que salió sin dar declaraciones, simboliza un club en profunda crisis, y un fútbol brasileño que parece cada día más alejado de su época dorada.
El resultado fue una derrota histórica, la mayor en la carrera del exjugador de Barcelona y PSG, y un golpe duro para la hinchada, que vio cómo en apenas 90 minutos su equipo quedó en el puesto 15, con 21 puntos y en la mira de los perseguidores.
Neymar, que volvió a jugar al 100% después de recuperarse de lesiones y molestias, tuvo un desempeño que fue una sombra de su mejor versión. Solo se destacó por una asistencia de tacón que fue anulada por fuera de lugar en los últimos minutos y algunos pases de efecto dispersos, incapaz de evitar la goleada y la decepción total.
Tras el partido, el propio Neymar, reconoció que “es una vergüenza jugar así con la camiseta del Santos. Todos tienen que bajar la guardia y pensar en lo que quieren hacer”.
Horas después, la directiva del Santos anunció oficialmente la destitución del entrenador Cleber Xavier, en una decisión que evidencia la gravedad del momento: “Santos comunica la salida del técnico Cleber Xavier. El club agradece los servicios prestados y le desea lo mejor en su carrera”, rezó el comunicado oficial en redes sociales. El golpe anímico y los resultados negativos parecen indicar que la crisis institucional y deportiva del Peixe aún no encuentra un rumbo claro.