19/08/2025 - Edición Nº924

Internacionales

Cumbre en tensión

Trump, Zelenski y las indefiniciones europeas tras la reunión en Washington

19/08/2025 | El encuentro con Zelenski y líderes europeos dejó promesas vagas de ayuda y un guiño a Putin que exhibe la falta de cohesión en la UE.



La esperada reunión en la Casa Blanca entre Donald Trump, Volodímir Zelenski y los principales líderes europeos concluyó con más gestos que compromisos concretos. Aunque el mandatario estadounidense prometió "mucha ayuda" a Ucrania y sugirió que en "una o dos semanas" podría haber definiciones, lo cierto es que la cumbre evidenció la fragilidad de la posición europea.

Los analistas coincidieron en que Trump buscó reforzar su imagen de mediador indispensable, dejando en claro que cualquier salida al conflicto pasa por su figura. En ese marco, la UE apareció como un actor que, si bien se muestra unido en lo discursivo, no logra proyectar peso real en la mesa de negociaciones.

Promesas sin detalles

Trump se presentó como el negociador central, anticipando incluso una posible llamada a Vladimir Putin para explorar un acuerdo. Sin embargo, los anuncios quedaron en el terreno de lo declarativo: no hubo precisiones sobre montos de asistencia ni sobre el alcance de las supuestas "garantías de seguridad" que sustituirían la membresía de Ucrania en la OTAN.

Los europeos intentaron aprovechar el momento para reafirmar su respaldo a Kiev, pero el vacío de definiciones concretas los dejó en una posición incómoda. La Unión Europea, pese a su despliegue de líderes en Washington, volvió a exhibir más acompañamiento simbólico que influencia real.

Europa en segundo plano

El bloque europeo intentó presionar por un alto el fuego inmediato, pero Trump relativizó esa exigencia, insistiendo en que las negociaciones pueden seguir "mientras se combate". Esta postura dejó en evidencia que, más allá de la foto conjunta, Washington conserva la iniciativa y Europa apenas acompaña.

En los pasillos diplomáticos se comentaba que la falta de unidad europea pesa tanto como la propia resistencia de Trump a comprometerse con un alto el fuego. Macron, Meloni, Starmer y von der Leyen mostraron voluntad política, pero sin un marco común sólido, la UE quedó desdibujada frente al protagonismo estadounidense.

Un guiño a Moscú

El elemento más llamativo fue la disposición del expresidente republicano a incluir a Putin en la mesa, algo que inquieta a más de un despacho europeo. Según su enviado, Moscú estaría dispuesto a explorar las llamadas garantías de seguridad alternativas, lo que podría traducirse en un acuerdo más cómodo para Rusia que para Kiev.

La posibilidad de que Trump dialogue directamente con Putin, sin una estrategia común previamente definida con Bruselas, genera dudas sobre la capacidad europea para defender sus propios intereses de seguridad. La sensación predominante es que Europa, dividida y dependiente, quedó sin margen de maniobra en un terreno decisivo.

El peso de la foto

Aunque Zelenski agradeció públicamente los esfuerzos de Trump y celebró el respaldo europeo, la cumbre dejó la sensación de que Europa se conforma con ser un actor secundario en un conflicto que ocurre en su propio continente. La reunión reforzó la narrativa de que Washington sigue llevando la voz cantante.

Las imágenes del encuentro fueron simbólicas, pero poco más. Para algunos diplomáticos, la foto conjunta sirvió más para proyectar unidad hacia afuera que para avanzar en una estrategia realista. Europa aparece como invitada a un guion que no escribe.

Sin salidas concretas 

La reunión en la Casa Blanca confirma que el tablero de la guerra en Ucrania se decide entre Washington, Moscú y Kiev, con Europa relegada a un rol testimonial. Las declaraciones de unidad no logran ocultar las grietas internas y la falta de autonomía estratégica de la Unión Europea.

El euroescepticismo encuentra argumentos sólidos en este escenario: las promesas vagas, el liderazgo absoluto de Trump y la apertura a Putin son señales de que la UE no controla su destino geopolítico. Con un horizonte incierto, el continente vuelve a depender de la voluntad de Washington, mientras Moscú evalúa con calma las fisuras del bloque occidental.