
El Tribunal Oral en lo Criminal IV de La Plata fijó para el 24 de noviembre de 2025 el inicio del juicio por falso testimonio agravado contra el remisero Marcelo Tagliaferro y Patricia Luján Godoy, quienes durante la investigación del cuádruple femicidio de La Loma acusaron sin pruebas a Osvaldo “El Karateca” Martínez.
Ambos testigos sostuvieron versiones que lo comprometían: Tagliaferro declaró que lo había visto salir de la escena del crimen semidesnudo, mientras que Godoy aseguró que lo observó bajar de un auto extraño en la madrugada del hecho. Sin embargo, las pericias posteriores desmintieron esos dichos y Martínez fue absuelto en 2014, con sentencia confirmada en 2016.
La acusación quedó en manos del fiscal Mariano Sibuet, que unificó los expedientes dado que ambos imputados fueron procesados por el mismo hecho. En el caso de Tagliaferro, además, surgió que había solicitado cobrar la recompensa ofrecida por el Ministerio de Justicia y Seguridad, lo que reveló un interés oculto en que Martínez fuera condenado.
Por esas falsas declaraciones, Martínez pasó unos seis meses preso bajo prisión preventiva antes de ser liberado. Finalmente, las pruebas de ADN descartaron su participación y señalaron a Javier “La Hiena” Quiroga como autor del cuádruple crimen, por el cual fue condenado a perpetua en 2012.
La llamada masacre de La Loma ocurrió el 27 de noviembre de 2011. Aquella mañana, un vecino y el padre de una de las víctimas advirtieron manchas de sangre en el ingreso al departamento ubicado en la calle 28 al 400 y dieron aviso inmediato al 911.
Cuando la policía ingresó al inmueble, se encontró con una escena devastadora: cuatro víctimas, todas mujeres, habían sido asesinadas a golpes y puñaladas. En el living estaba el cuerpo de Bárbara Santos, de 29 años, quien había sido sorprendida mientras se bañaba y era pareja de Osvaldo “Alito” Martínez, el joven que inicialmente fue acusado de manera infundada. En la cocina se hallaban los restos de Susana de Barttole (63) y de Marisol Pereyra (35), mientras que en una de las habitaciones yacía la niña Micaela Galle, de apenas 11 años.
Los investigadores reconstruyeron que Micaela, en sus últimos instantes de vida, intentó pedir ayuda: en su mano se halló un teléfono celular con el que alcanzó a realizar al menos dos intentos de llamada de auxilio. Sin embargo, la agresión fue tan rápida y violenta que no logró escapar.
Vecinos del edificio declararon más tarde que la noche anterior habían escuchado gritos de mujer, aunque no les dieron mayor importancia porque pensaron que se trataba de un incidente menor relacionado con la presencia de ratas en el lugar. Esa confusión permitió que el asesino actuara sin ser descubierto en el momento.
El impacto de la masacre no solo estuvo en la ferocidad del ataque sino también en el derrotero judicial posterior. La acusación inicial contra Martínez, luego descartada, desvió durante meses la investigación hasta que la prueba genética orientó definitivamente el caso hacia Javier “La Hiena” Quiroga, hoy condenado a perpetua.
Ahora, más de una década después de la masacre y con la causa principal cerrada, será el turno de que Tagliaferro y Godoy enfrenten a la Justicia por haber desviado la investigación con testimonios falsos.