21/08/2025 - Edición Nº926

Internacionales

Crisis ambiental en España

Incendios en España: la dramática situación que obliga evacuaciones

19/08/2025 | España enfrenta su peor temporada de incendios en tres décadas, con miles de evacuados.



Los incendios forestales en España han alcanzado niveles nunca vistos en los últimos 30 años. En lo que va de 2025 ya se han quemado más de 382.000 hectáreas, una superficie equivalente a la de la provincia de Álava entera. Solo en agosto el fuego arrasó unas 340.000 hectáreas, impulsado por olas de calor extremas, sequías prolongadas y vientos intensos.

Las regiones más afectadas son Galicia, Castilla y León y Extremadura, donde varios de los incendios superaron las decenas de miles de hectáreas y provocaron la evacuación de miles de personas. En Ourense, por ejemplo, un solo foco quemó más de 60.000 hectáreas, mientras que en Zamora se registró uno de los mayores incendios de la historia reciente, con más de 37.000 hectáreas arrasadas.


Mapa de riesgo meteorológico de incendios en España.

Las consecuencias humanas también son graves: al menos cuatro personas perdieron la vida, entre ellas un bombero, y centenares resultaron heridas o afectadas por el humo y las evacuaciones. La Unidad Militar de Emergencias y cuerpos de bomberos de distintas comunidades autónomas trabajan a contrarreloj para contener los más de 40 focos activos que aún amenazan a pueblos y zonas rurales.

El dato histórico es contundente: desde 1994 no se registraba una devastación semejante. En los años 80 y 90, los peores balances anuales rondaban las 400.000 hectáreas, con un máximo cercano a las 484.000 en 1985. Tras décadas con cifras más bajas, 2025 marca un retroceso que confirma el impacto del cambio climático y la falta de prevención estructural.


Un trabajador de la UME lucha contra el incendio en Chandrexa de Queixa (Ourense).

Los expertos coinciden en que España se enfrenta a una “nueva normalidad” en materia de incendios: veranos más largos y secos, abandono de tierras rurales y mayor acumulación de combustible vegetal. En este contexto, la gestión forestal, la planificación urbana y la educación ambiental se vuelven claves para evitar que cada temporada supere a la anterior en destrucción.