
El asesinato de Camilo Ochoa, conocido como 'El Alucín', no es un hecho aislado sino parte de una serie de homicidios que tienen como víctimas a influencers en México. Desde finales de 2024 hasta agosto de 2025, al menos ocho creadores de contenido han sido asesinados, dejando al descubierto la creciente vulnerabilidad de quienes alcanzan notoriedad en las redes sociales.
El 13 de mayo de 2025, la influencer de belleza Valeria Márquez, de 23 años, fue asesinada a balazos mientras transmitía en vivo en TikTok desde su salón en Zapopan, Jalisco. Un sujeto disfrazado de repartidor ingresó al lugar y la ejecutó frente a miles de espectadores. El crimen, que se investiga como femicidio, desató indignación nacional y puso en la mira a los vínculos entre el narcotráfico y la violencia de género.
Desde inicios de 2025, en Culiacán comenzaron a circular panfletos lanzados desde avionetas que acusaban a 25 músicos e influencers de tener nexos con "Los Chapitos". Aquellos señalados se convirtieron en blancos de una campaña de sangre atribuida al grupo rival La Mayiza. Hasta la fecha, al menos seis de ellos han sido asesinados.
Entre las víctimas están Leobardo Aispuro Soto, alias 'Gordo Peruci', ejecutado en diciembre de 2024 en Culiacán; Adrián Antonio López Iribe, hermano del influencer "Compa Camarón"; y el tiktoker Juan Carlos 'El Chilango', asesinado en octubre del mismo año. A esta lista se suma el youtuber Jesús Miguel Vivanco García, 'El Jasper', hallado con más de 70 impactos de bala y signos de tortura en noviembre de 2024.
Otro nombre es el de Agustín Paúl, 'El Pinky', popular en Instagram, quien fue asesinado meses después en circunstancias vinculadas a la misma disputa criminal. En marzo de 2025, el joven Gail Castro, hermano del influencer Marcos Eduardo Castro, conocido como "Markitos Toys", fue ejecutado en Ensenada, Baja California.
El último caso fue el de Camilo Ochoa, 'El Alucín', exintegrante del Cártel de Sinaloa convertido en influencer. Ochoa fue asesinado el 16 de agosto de 2025 en Morelos, tras haber denunciado públicamente su inclusión en la lista negra y acusar al grupo rival de querer silenciarlo. Con su ejecución, se confirma la estrategia del narco de acallar voces incómodas que narran desde dentro la vida criminal.
Estos asesinatos exponen una nueva dimensión de la violencia en México: el control de la narrativa digital. Ya no se trata solo de disputas territoriales, sino también de la capacidad de imponer silencio en las plataformas que moldean la opinión pública. El fenómeno mezcla intimidación política, crimen organizado y violencia mediática, con la consecuencia de que los creadores de contenido se convierten en blancos letales.
🚨🔔⚡🇲🇽 | Camilo Ochoa Delgado, alias “El Alucín”, influencer de 42 años ligado al Cártel de Sinaloa, fue asesinado en su casa en Temixco, Morelos. Un hombre armado le disparó en el baño y huyó. Con miles de seguidores en redes, narraba su pasado narco. Es el séptimo influencer… pic.twitter.com/pQ1JaO1UOu
— Azteca (@MORRIS80766176) August 18, 2025
La muerte de estos ocho influencers revela un patrón de ataque sistemático contra figuras públicas emergentes, que oscilan entre el entretenimiento y la denuncia. La impunidad y la falta de protección estatal convierten a México en un escenario donde la popularidad digital puede ser una sentencia de muerte. El desafío que se abre es el de garantizar la libertad de expresión en un país donde el narcotráfico busca controlar incluso el discurso cultural en línea.