
El veto a un prototipo de camiseta roja de la selección de fútbol de Brasil, con miras a la Copa del Mundo de la FIFA 2026, generó una gran polémica en los medios y redes sociales del país carioca.
El presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), Samir Xaud, admitió públicamente que la camiseta alternativa del fabricante estadounidense Nike fue descartada, de cara al próximo Mundial en Estados Unidos, México y Canadá, que coincide con el mismo año en el que Brasil celebrará elecciones presidenciales.
La polémica se originó porque el color rojo identifica al partido del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, mientras que los seguidores del exmandatario Jair Bolsonaro suelen vestir en actos públicos la tradicional camiseta verdeamarela de la selección brasileña. Por lo que la elección de la CBF de una camiseta roja podría haberse leído como un gesto político en favor del líder de izquierda.
"Mucha gente llevó todo al lado político. Yo no, lo llevé para el lado de Brasil, al de los colores de la bandera. Azul, amarillo, verde y blanco son los colores de nuestra bandera y son los que tienen que usarse", dijo Xaud al canal brasileño SporTV.
"Yo estuve totalmente en contra de la cuestión del rojo, pero no por ideología política. Quiero dejar eso bien claro", agregó el dirigente deportivo. Xaud reconoció que se reunió de "emergencia" con Nike, el proveedor de la indumentaria y pidió que "fuese detenida la producción".
La producción de la camiseta roja, que iba a ser la equipación alternativa a la verdeamarela de los pentacampeones mundiales y que, además, sustituía el logo de Nike por el logo de la línea Air Jordan, se inició en la gestión del destituido Ednaldo Rodrigues al mando de la CBF.
Cuando se filtró el diseño rojo, el periodista Paulo Vinicius Coelho publicó en el portal UOL una columna en la que calificaba como una "falta de sensibilidad" la decisión de usar ese color, aunque entendía que buscaba "despolitizar el amarillo, secuestrado por un grupo político en los últimos años".
"Crear una camiseta roja, como la de los Chicago Bulls (de la NBA), con la marca de Michael Jordan, es una absoluta falta de sensibilidad. Mucho más porque el partido que vistió de amarillo la política podría confundirlo con el color de otro partido político", escribió.