11/09/2025 - Edición Nº947

Internacionales

El modelo noruego del petróleo

Cómo Noruega convirtió el petróleo en el mayor fondo soberano del mundo

21/08/2025 | Con una empresa estatal y visión de largo plazo, el país transformó un recurso finito en riqueza para las próximas generaciones.



Cuando en 1969 Noruega descubrió petróleo en el Mar del Norte, era un país relativamente pobre dentro de Europa, con una economía basada en la pesca, la madera y la industria marítima. Tenía apenas cuatro millones de habitantes y un Estado de bienestar en construcción, aún frágil. El hallazgo del crudo abrió una oportunidad inmensa, pero también un riesgo: caer en la dependencia de un recurso no renovable y repetir la historia de tantos países donde la abundancia petrolera derivó en crisis económicas, corrupción o inestabilidad política.

La primera gran decisión política fue no entregar los yacimientos a empresas extranjeras, como había sucedido en buena parte del mundo. En 1972, el gobierno creó Statoil, una empresa petrolera estatal —hoy llamada Equinor— para garantizar que la mayor parte de la renta quedara en manos públicas. Esa base permitió que, años más tarde, en 1990, se estableciera el Fondo de Pensiones del Gobierno, conocido como el fondo soberano noruego o fondo del petróleo.


Oficinas de Equinor en Noruega.

El mecanismo fue simple pero visionario: en lugar de gastar las ganancias de inmediato, se depositaron en un fondo separado de la economía local. Allí se invierten en acciones, bonos e inmuebles de todo el planeta, siguiendo criterios de transparencia y sostenibilidad. Se prohíbe, por ejemplo, invertir en compañías vinculadas con armas nucleares, tabaco o violaciones de derechos humanos.

Con un valor superior a los 1,5 billones de dólares, el fondo es hoy el más grande del mundo, equivalente a más de 250.000 dólares por cada ciudadano noruego. Sus rendimientos no solo sostienen las pensiones, sino que refuerzan un Estado de bienestar que ofrece educación y salud universales de altísima calidad.

Otra medida clave fue limitar cuánto dinero del fondo se puede usar por año: solo hasta un 3 % de los rendimientos, evitando la inflación o el gasto desmedido. Gracias a esta disciplina fiscal, Noruega logró esquivar la “maldición de los recursos naturales” que atrapó a países como Venezuela o Nigeria, donde el petróleo no se tradujo en prosperidad duradera.

Más de medio siglo después, el modelo noruego sigue siendo un caso de estudio a nivel global. Su éxito no radicó únicamente en la riqueza petrolera, sino en haber tomado decisiones estratégicas desde el inicio: crear una empresa estatal, blindar el ahorro colectivo y pensar en el bienestar de las generaciones futuras.