
La política chilena recibió este jueves un golpe inesperado con la renuncia sorpresiva de Mario Marcel, ministro de Hacienda del presidente Gabriel Boric. La decisión se produjo a menos de siete meses del fin del mandato y generó una fuerte conmoción tanto en el oficialismo como en la oposición, debido a que Marcel era considerado uno de los hombres más sólidos y respetados del gabinete. Su figura representaba un ancla de credibilidad frente a los mercados y organismos internacionales, en un contexto de reformas complejas y tensiones políticas.
Marcel, expresidente del Banco Central y con una reconocida trayectoria internacional, había sido uno de los ministros mejor evaluados durante la gestión de Boric. Su presencia en el gabinete fue vista desde el inicio como una señal de confianza hacia inversionistas y actores económicos. Sin embargo, su salida reabre el debate sobre la fortaleza del gobierno en su etapa final, justo cuando la administración enfrenta bajo apoyo en las encuestas y dificultades para aprobar reformas estructurales.
Durante su gestión, Marcel lideró discusiones cruciales sobre la reforma tributaria, la modernización del sistema de pensiones y la contención de la inflación. Aunque logró estabilizar en parte las expectativas económicas tras los vaivenes de los últimos años, sus propuestas más ambiciosas encontraron freno en el Congreso. Este desgaste acumulado, sumado a la falta de espacio político, habría contribuido a su decisión de dar un paso al costado.
Los analistas coinciden en que su salida constituye una pérdida significativa para el equipo económico de Boric, que ahora deberá redoblar esfuerzos para sostener la confianza de los mercados. La inestabilidad generada por el cambio en Hacienda podría impactar en el costo del financiamiento externo y en las proyecciones de crecimiento, en un momento de alta sensibilidad para la economía chilena.
Hasta ahora, no se han entregado razones oficiales detalladas sobre la dimisión. En círculos políticos se habla de una fatiga personal por la intensidad del cargo y la dificultad de concretar reformas, mientras que otros sugieren posibles diferencias internas dentro de La Moneda. Cualquiera sea la explicación, el hecho cierto es que la renuncia de Marcel debilita la imagen de cohesión del gabinete y deja al presidente Boric con un desafío adicional en su último tramo de gobierno.
La oposición no tardó en capitalizar el hecho, interpretándolo como un síntoma de la crisis interna que atraviesa el oficialismo. Por su parte, parlamentarios de la coalición gobernante expresaron pesar y destacaron el rol clave que cumplió Marcel para asegurar la estabilidad macroeconómica en tiempos de incertidumbre.
Los mercados reaccionaron con cautela tras conocerse la noticia, a la espera de que el Ejecutivo nombre un reemplazo definitivo. El sucesor tendrá la tarea de garantizar continuidad en la política fiscal y despejar dudas sobre el rumbo económico del país. El tiempo apremia, ya que las elecciones presidenciales se acercan y el escenario político se encuentra polarizado.
En paralelo, gremios empresariales y actores financieros lamentaron la salida del ministro, resaltando que su figura representaba una interlocución confiable entre el gobierno y el sector privado. La ausencia de esa mediación abre un nuevo frente de incertidumbre, justo cuando Chile busca proyectar estabilidad frente a inversionistas extranjeros.
El presidente Boric enfrenta un final de mandato marcado por el desgaste político, las bajas cifras de aprobación y una oposición fortalecida. La renuncia de Marcel añade complejidad a un panorama ya desafiante, al quitarle a La Moneda uno de sus rostros más técnicos y respetados. La tarea de recomponer la confianza en el equipo económico se vuelve ahora una prioridad urgente.
El momento elegido, además, no es menor: en pocos meses el país entrará en plena campaña presidencial y la discusión económica será uno de los ejes centrales. La salida del ministro puede alimentar la percepción de fragilidad institucional, un elemento que podría incidir en el debate electoral.
Ministro de Hacienda Mario Marcel :
— POLITICIDA (@fachininja) August 21, 2025
-"Este gobierno se ha caracterizado por su responsabilidad fiscal."
-Renuncia luego de dejar al Estado con la mayor deuda externa y déficit fiscal en 35 años.
THE END. pic.twitter.com/wTIw0g9IdE
La dimisión de Mario Marcel no es un hecho aislado, sino un reflejo del desgaste estructural del gobierno de Boric en su etapa final. La pérdida de uno de los ministros más respetados representa un golpe simbólico y práctico, pues compromete la credibilidad en la conducción económica y deja al Ejecutivo sin una figura de peso para articular acuerdos.
En perspectiva, la renuncia marca un antes y un después en la administración actual. Lo que ocurra con la designación de su reemplazo será decisivo para evaluar si el gobierno logra cerrar con cierta estabilidad o si la salida de Marcel se convierte en el inicio de un desenlace aún más accidentado para Boric.