23/08/2025 - Edición Nº928

Internacionales

Naciones que se hunden

Tuvalu digitaliza su territorio: ¿nace un país virtual?

23/08/2025 | Tuvalu y Kiribati enfrentan la desaparición física y buscan soluciones que combinan migración, soberanía y memoria digital.



Pequeñas naciones insulares del Pacífico, como Tuvalu, Kiribati o las Islas Marshall, viven una cuenta regresiva frente al aumento del nivel del mar. El cambio climático amenaza con volver inhabitables sus territorios en pocas décadas, forzando la migración de poblaciones enteras y planteando un dilema sin precedentes: ¿qué ocurre con un país cuando pierde la tierra sobre la que se asienta?

Migración planificada y reasentamientos

Tuvalu ya inició un proceso histórico. Con apenas poco más de 10.000 habitantes, firmó el Tratado Falepili con Australia, cada año podrán trasladarse 280 ciudadanos con residencia plena, lo que ha generado un récord de solicitudes -más de 8.700, cerca de un tercio de su población total-. Hoy, miles de ciudadanos ya han solicitado mudarse, temiendo que sus hogares queden sumergidos en poco tiempo.
Por su parte, Kiribati, con más de 100.000 personas, explora la compra de tierras en Fiyi para garantizar un futuro a su población. En las Islas Marshall, donde la vida cotidiana ya se ve afectada por inundaciones constantes y suelos salinizados, crece la presión para encontrar alternativas seguras.

La soberanía en juego

Más allá de la tragedia humana, se abre una pregunta jurídica y política: ¿sigue existiendo un país sin territorio? Estas naciones reclaman que su membresía en organismos internacionales como la ONU no dependa de la pérdida física de sus islas. Además, piden que sus fronteras marítimas y zonas económicas exclusivas se mantengan vigentes, aun cuando el mar borre sus costas.

Una nación en la nube

Tuvalu dio un paso pionero: convertirse en la primera nación digital del mundo. A través de escaneos 3D, digitalizan islas, canciones, documentos y paisajes completos, construyendo un “gemelo virtual” que preserve su cultura y su identidad. La idea es que el Estado pueda seguir existiendo en el espacio digital, ofreciendo servicios, guardando su memoria histórica y manteniendo un sentido de comunidad, aunque su territorio físico desaparezca.


Vista aérea de Tuvalu.

El costo de la injusticia climática

La paradoja es brutal: estas islas aportaron mínimamente a las emisiones que alimentan el cambio climático, pero están entre las primeras en pagar sus consecuencias. Su situación se convirtió en símbolo de la injusticia climática global y en un llamado urgente a la acción internacional.

La posible desaparición de estas naciones plantea un desafío sin antecedentes: redefinir qué es un Estado en pleno siglo XXI. Entre migraciones masivas, soberanía en disputa y territorios digitalizados, Tuvalu y sus vecinos del Pacífico no solo luchan por sobrevivir, sino también por reinventar la idea misma de país.