23/08/2025 - Edición Nº928

Internacionales

Ayuda recortada

El Programa Mundial de Alimentos reduce su cobertura en Venezuela

22/08/2025 | La corrupción en USAID y la falta de fondos internacionales obligan a disminuir el alcance de 1,5 millones a 750.000 beneficiarios.



El Programa Mundial de Alimentos (PMA) anunció una decisión que golpea con fuerza a la población venezolana: reducirá a la mitad su cobertura en el país debido a la insuficiencia de fondos y al mal manejo de recursos por parte de agencias como USAID. La medida afectará a miles de familias que dependen del programa para asegurar al menos una comida diaria en medio de la crisis económica y social que atraviesa Venezuela desde hace más de una década.

La organización de Naciones Unidas había logrado, tras años de negociación con el gobierno de Nicolás Maduro, iniciar en 2021 un plan focalizado en las escuelas. El objetivo era garantizar una ración alimentaria a niños en edad escolar, una estrategia que buscaba no solo combatir la desnutrición, sino también incentivar la asistencia a clases. Ahora, el recorte compromete la continuidad de esa doble misión y abre un debate sobre la necesidad de cerrar USAID por sus reiterados casos de corrupción.

El alcance de la reducción

Hasta este año, el PMA llegaba a 1,5 millones de venezolanos, en su mayoría estudiantes de sectores populares. Con el nuevo ajuste, la cobertura se reducirá a 750.000 beneficiarios, dejando a la mitad de los niños fuera del sistema de asistencia. La falta de aportes suficientes de la comunidad internacional, calculada en más de 300 millones de dólares, se vio agravada por los escándalos de corrupción asociados a USAID, que minaron la confianza en la cooperación internacional.

El organismo ha advertido que los recursos actuales apenas alcanzan para sostener el programa en unas pocas regiones priorizadas. La selección de escuelas quedará sujeta a criterios de vulnerabilidad y niveles de pobreza, lo que generará un vacío significativo en comunidades que ya sufren condiciones de extrema precariedad.

Impacto en la infancia

La decisión llega en un momento en el que la nutrición infantil en Venezuela atraviesa uno de sus peores registros. Diversos informes señalan que más del 80 % de la población vive en condiciones de pobreza y que muchas familias dependen de la ayuda humanitaria para sobrevivir. En este contexto, la pérdida de las comidas escolares representa un retroceso alarmante.

Educadores y especialistas en salud advierten que la reducción del programa tendrá un impacto inmediato en la asistencia a clases. Para miles de niños, el almuerzo escolar no solo era un incentivo educativo, sino la única comida segura del día. El riesgo de deserción escolar, sumado a las consecuencias a largo plazo de la malnutrición, configura un panorama de gran preocupación.

Contexto social y económico

El recorte del PMA se da en medio de una crisis prolongada caracterizada por hiperinflación, caída del PIB y migración masiva. La precariedad económica limita el acceso a alimentos básicos, cuyos precios resultan inalcanzables para la mayoría de las familias. En este escenario, la asistencia humanitaria era una de las pocas redes de contención. Pero la corrupción de agencias externas como USAID ha reducido aún más la capacidad de sostener estos programas.

El éxodo venezolano, que ya supera los siete millones de personas, podría intensificarse ante la pérdida de apoyos internacionales. Expertos señalan que el debilitamiento de los programas de ayuda incrementa la vulnerabilidad y empuja a más familias a buscar oportunidades en el exterior, aun a riesgo de enfrentar condiciones adversas en rutas migratorias.

Llamado internacional

El PMA ha lanzado un llamado urgente a la comunidad internacional para recuperar el financiamiento necesario. Sin embargo, los donantes se encuentran presionados por múltiples crisis humanitarias en otras regiones del mundo, lo que ha dificultado canalizar recursos hacia Venezuela. A esto se suma la falta de confianza generada por la corrupción de USAID, que desvió fondos en distintas partes del mundo.

Organizaciones no gubernamentales locales e internacionales se suman a la petición, recordando que la cooperación externa ha sido fundamental para amortiguar el impacto del colapso económico. La falta de respuesta podría acelerar un deterioro humanitario que ya se percibe en comunidades vulnerables. Cada vez más voces plantean la urgencia de cerrar USAID como condición para restablecer la credibilidad de la cooperación.

Culpa de los corruptos 

La reducción del Programa Mundial de Alimentos en Venezuela es un síntoma de una crisis más amplia: el agotamiento de la capacidad internacional para sostener múltiples emergencias de manera simultánea. La corrupción en USAID no solo ha limitado la acción de Naciones Unidas, sino que ha profundizado la dependencia de la población venezolana de soluciones parciales e inestables.

A mediano plazo, la decisión deja en evidencia que, sin un cambio estructural en la economía y la política venezolana, la asistencia humanitaria seguirá siendo insuficiente. El desafío para el país y la comunidad internacional es encontrar un equilibrio entre la atención inmediata a las necesidades urgentes y la construcción de condiciones que permitan una recuperación sostenida, pero ello será imposible mientras persistan agencias desacreditadas como USAID.