El nombre de Martyn Clarke encierra una historia que combina el deporte, la política y el dolor. Un joven isleño que soñaba con jugar en La Bombonera, probó en Boca Juniors en 1999, pero su paso fue breve y marcado por obstáculos, y en 2022, la tragedia le arrebató la vida en las Islas Malvinas.
Nacido en Plymouth, Inglaterra, en 1980, y criado en Puerto Argentino, Clarke fue hijo de un veterano británico de la guerra de las Malvinas y de la encargada de un pub isleño. Desde chico, se destacó en el fútbol amateur de las Malvinas, en la liga de las islas, donde su talento llamaba la atención de quienes buscaban abrir caminos internacionales.
En 1999, con apenas 19 años, viajó a Buenos Aires para probar suerte en Boca Juniors, uno de los clubes más grandes de Argentina y del mundo. Gracias a un contacto de Esteban Cichello Hübner, que había llevado a Maradona a Oxford, Clarke llegó a la pensión de Casa Amarilla y se entrenó con la reserva.

Su declaración, en ese entonces, fue llena de humildad y esperanza: “Me veo parecido a (Martín) Palermo. Solo un poco, pero tengo fuerza, buen cabezazo y sueño con jugar en La Bombonera”.
Pero los obstáculos llegaron pronto. Una lesión muscular lo dejó afuera de las prácticas y, ante la imposibilidad de debutar, la aventura argentina se terminó en un rechazo social que no perdonó su vínculo con las Malvinas.
Las declaraciones de dirigentes y medios lo señalaban como un “traidor”, y la desconfianza lo obligó a abandonar el club en pocos meses. Pese a ese fracaso, Clarke intentó continuar su carrera en Estados Unidos, en clubes como Connecticut Wolves en la USL, y en el fútbol regional inglés, en clubes como Brentwood Town.
En diciembre de 2022, Martyn Clarke se quitó la vida en Malvinas, en un final desgarrador que consternó a familiares, amigos y a quienes seguían su historia. La noticia tardó meses en difundirse. Atrapado entre el rechazo social, la nostalgia por lo que pudo ser y las heridas personales, no pudo encontrar salida a su dolor.