01/09/2025 - Edición Nº937

Internacionales

El lado oculto del Imperio Británico

Reina Victoria: su papel en el comercio de opio que pocos conocen

30/08/2025 | Su rol en el comercio del opio eclipsa a los capos modernos.



Time Magazine afirmó que la reina Victoria no solo era una consumidora habitual de drogas, sino que su implicación en el comercio global de narcóticos la convierte en la traficante más poderosa de todos los tiempos, dejando a figuras como Pablo Escobar o El Chapo en un nivel casi amateur.

Desde joven, Victoria consumía laudanum (opiáceos mezclados con alcohol) a diario, chicles con cocaína -que incluso compartía con Winston Churchill- y extractos líquidos de cannabis para aliviar dolores menstruales. Durante sus partos, utilizaba anestesia con cloroformo, describiéndola como “deliciosa más allá de lo imaginable”.

Pero su consumo personal fue solo la punta del iceberg. Como monarca del vasto Imperio Británico, Victoria desempeñó un papel clave en la expansión del comercio de opio hacia China. Ante un déficit comercial por la alta demanda de té, Gran Bretaña impuso el opio como moneda de cambio, generando adicción masiva entre los chinos y alterando el flujo de metales preciosos hacia Asia. Cuando las autoridades chinas intentaron frenar el tráfico destruyendo grandes cantidades de opio, estalló la Primera Guerra del Opio (1839–1842). La victoria británica terminó con el Tratado de Nankín, que incluyó la cesión de Hong Kong y la apertura forzada de puertos al comercio opiáceo.


Tratado de Paz Perpetua y Amistad entre su Majestad, la Reina de Gran Bretaña e Irlanda y el Emperador de China.

La reina Victoria promovía además el uso de estas sustancias en la sociedad británica. El laudanum se recetaba para múltiples dolencias, desde dolores de cabeza hasta cólicos menstruales, e incluso se administraba a bebés para calmarlos. A su vez, supervisaba personalmente la regulación del comercio de opio, asegurando que las compañías británicas tuvieran el monopolio de su importación y venta. Se estima que las ganancias anuales del Imperio por este comercio superaban los millones de libras de la época, un ingreso comparable hoy a cientos de millones de dólares, y que excede ampliamente los ingresos que llegaron a tener los capos modernos más famosos.

Además, su gobierno apoyó la creación de compañías en India, especialmente en Bengala, que cultivaban opio para abastecer a China, consolidando una red de comercio que cruzaba continentes. La sociedad británica veía el opio como un producto legal y casi medicinal, lo que permitía que el comercio creciera sin mayores cuestionamientos éticos.

Este episodio muestra cómo, en el siglo XIX, las fronteras entre medicina, adicción y comercio eran extremadamente difusas. Lo que hoy consideramos una crisis de salud pública fue entonces una herramienta de control imperial. La reina Victoria, al igual que otros líderes de la época, utilizó el comercio de drogas para consolidar su poder y expandir la influencia británica en el mundo.

La comparación es brutal: mientras Escobar o El Chapo controlaban rutas de cocaína en regiones limitadas, Victoria manejaba un imperio entero y la adicción de millones de personas a escala global. La historia del opio es, por tanto, una historia de poder, explotación y resistencia, y la figura de Victoria se erige como una de las principales arquitectas de este oscuro capítulo del Imperio Británico.

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