01/09/2025 - Edición Nº937

Internacionales

Juicio en un pueblo húngaro

Nagyrev y el veneno invisible: el misterio que sacudió Hungría

30/08/2025 | Entre 1911 y 1929, mujeres de un remoto pueblo húngaro habrían asesinado a sus esposos con arsénico.



Nagyrev, un pequeño poblado rural de Hungría ubicado a unos 130 kilómetros de Budapest, se convirtió en escenario de una de las historias criminales más perturbadoras del siglo XX. Entre 1911 y 1929, varias mujeres del lugar envenenaron a sus maridos con arsénico, lo que dio origen a un proceso judicial que destapó una trama de muerte, silencio y desesperación.

El arsénico era fácil de conseguir: se hallaba en el papel secante utilizado por la administración local, que al quemarse dejaba un polvo blanco letal. En pequeñas dosis produce síntomas similares a enfermedades comunes -vómitos, diarrea, deshidratación-, lo que hacía difícil detectarlo en la época. Por eso, durante años las muertes pasaron inadvertidas y se atribuían a dolencias naturales.

La figura central de esta historia fue Zsuzsanna Fazekas, la partera del pueblo. Respetada y temida, era la única con conocimientos médicos en una comunidad sin doctores ni sacerdotes. Varias mujeres acudían a ella buscando alivio a matrimonios violentos, abusivos o forzados. La respuesta que ofrecía era drástica: el veneno.


Las mujeres fueron influenciadas por la partera del pueblo que tenía conocimientos médicos.

El contexto social explica en parte lo ocurrido. A principios del siglo XX, en zonas rurales húngaras no existía el divorcio legal y las mujeres carecían de derechos básicos. Muchas estaban atrapadas en relaciones con hombres que regresaban de la Primera Guerra Mundial con traumas, alcoholismo y, en ocasiones, comportamientos agresivos. Los testimonios de la época describen maltratos físicos, embarazos no deseados y una vida marcada por el aislamiento.

El secreto comenzó a desmoronarse cuando los entierros se multiplicaron de manera sospechosa. En 1929, una investigación oficial llevó a la exhumación de varios cadáveres, que revelaron rastros de arsénico en los órganos. Para entonces, se estimaba que más de 50 hombres habían muerto en circunstancias similares, aunque algunos cálculos elevan la cifra a 300 víctimas si se consideran las aldeas cercanas.

Cuando las autoridades fueron a detener a Fazekas, la partera se quitó la vida con su propio veneno. El proceso judicial que siguió involucró a 26 mujeres de Nagyrev, apodadas por la prensa como las “hacedoras de ángeles”. Ocho fueron condenadas a muerte, mientras que otras recibieron cadena perpetua.

Más allá de la brutalidad del caso, la historia de Nagyrev expone un costado oscuro de las tensiones de género, la falta de opciones para las mujeres en sociedades rurales de principios del siglo pasado y el papel que jugó un veneno invisible en convertir la desesperación en tragedia.