
La interna del peronismo bonaerense sumó un nuevo capítulo luego de que se viralizara un video en el que Máximo Kirchner le reprocha públicamente a Axel Kicillof la distribución desigual de fondos para obras. El reclamo llegó en un acto en Quilmes, donde el diputado cuestionó que la provincia priorice a La Plata por sobre otros distritos.
Espectacular estrategia de campaña pegarle al Gobernador de la PBA (e indirectamente al Intendente de La Plata) en un acto al lado del candidato a Diputado Nacional de Fuerza Patria pic.twitter.com/45V9Bl4XQz
— Agustin Chenna (@AgustinChenna) August 25, 2025
El líder de La Cámpora afirmó que la capital bonaerense recibe más inversión y lanzó: “Ojalá el gobernador ponga la misma plata en Quilmes que pone en La Plata”. Sus palabras resonaron con fuerza porque se dieron en un escenario compartido con Mayra Mendoza, intendenta de Quilmes y una de sus aliadas más cercanas.
La paradoja es que, horas antes, Kicillof había inaugurado una alcaidía en Quilmes junto a la propia Mendoza, mostrando que sí hubo desembolsos de relevancia en ese municipio. El reproche de Máximo no solo expuso tensiones personales sino que pareció desconocer esa gestión, algo que generó incomodidad en el oficialismo.
El episodio refuerza la imagen de Máximo Kirchner como “piedra en el zapato” para el gobernador. En lugar de apuntar contra la crisis del gobierno de Javier Milei, la interna del peronismo se concentra en disputas territoriales, debilitando las chances de mostrar unidad frente al malestar social creciente.
Hoy el peronismo desaprovecha el desgaste de Milei porque sigue atrapado en su propia interna. Kicillof intenta construir liderazgo desde la gestión, mientras que Máximo insiste en disputarle protagonismo con críticas que fragmentan al espacio. El resultado es un oficialismo dividido, incapaz de capitalizar el descontento con la Casa Rosada.
En la previa de las elecciones, la foto de Quilmes dejó una conclusión clara: mientras Milei acumula problemas, el peronismo bonaerense se enreda en batallas internas que desgastan más a Kicillof que al propio gobierno nacional.
DM