
Australia se encuentra conmocionada tras el asesinato de dos policías en Porepunkah, un pequeño pueblo rural de unos mil habitantes ubicado en los Alpes australianos, a 300 kilómetros de Melbourne. Los agentes fueron emboscados cuando acudieron a una propiedad para cumplir una orden judicial, vinculada según medios locales a delitos sexuales históricos.
El ataque ocurrió el martes por la mañana, cuando diez oficiales ingresaron al lugar y fueron recibidos a tiros por un hombre fuertemente armado. Un detective de 59 años y un agente de 35 murieron en el acto, mientras que un tercer uniformado fue herido en la parte baja del cuerpo y trasladado de urgencia a un hospital en helicóptero. Su vida no corre peligro.
Tras el tiroteo, el sospechoso huyó a pie hacia el bosque. La policía desplegó cientos de efectivos, helicópteros y equipos especializados para dar con su paradero. Las autoridades instaron a los vecinos a permanecer en sus casas y evitar circular por la zona. La tensión crece en la comunidad, que se declara “en estado de shock” ante un hecho sin precedentes en la región.
El hombre buscado fue identificado como Dezi Freeman, quien se autodenomina “ciudadano soberano”, una corriente marginal que niega la autoridad del Estado y de las leyes australianas. Este movimiento, conocido como SovCits, tiene raíces en Estados Unidos y ha estado presente en Australia durante décadas. Aunque en general se lo considera inofensivo, en los últimos años cobró fuerza con el auge de la desconfianza hacia las instituciones tras la pandemia. En 2023, la Policía Federal Australiana advirtió que podía incentivar conductas violentas.
El primer ministro Anthony Albanese y la primera ministra de Victoria, Jacinta Allan, expresaron su pesar y rindieron homenaje a los oficiales asesinados. La alcaldesa local, Sarah Nicholas, transmitió su “apoyo inquebrantable” a las familias de las víctimas y reconoció que la pequeña comunidad atraviesa un “día de profundo dolor”.
Los delitos con armas de fuego son poco comunes en Australia, un país que desde la masacre de Port Arthur en 1996 adoptó una de las legislaciones más estrictas del mundo para el control de armas. Sin embargo, la emboscada recuerda a otro episodio ocurrido en 2022 en Queensland, donde dos policías fueron asesinados en circunstancias similares.
La operación de búsqueda continúa mientras las autoridades insisten en que la prioridad es atrapar al sospechoso y devolver la calma a una población que, hasta ahora, vivía con las puertas abiertas y sin temer hechos de violencia.