03/09/2025 - Edición Nº939

Economía

brechas de género

El ajuste de Milei contra las mujeres

27/08/2025 | Desde que asumió el gobierno de La Libertad Avanza, las desigualdades entre varones y mujeres tendieron a profundizarse.



Desde la Fundación Encuentro, y en base a datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), elaboraron un informe titulado “Gobernar contra las mujeres”, en el que resaltan que las mujeres jóvenes son las más afectadas en el mercado de trabajo y la brecha de ingresos entre varones y mujeres es la mayor desde la pandemia.

El gobierno libertario realizó un feroz ajuste que vino seguido de una recuperación, pero con importantes divergencias: los sectores de la actividad económica que lograron alcanzar los niveles previos e incluso mejorarlos, no son intensivos en trabajo (como agro y energía), mientras los grandes generadores de empleo (como industria y construcción) quedaron estancados.

Impactos en el mercado de trabajo

Esta configuración de ganadores y perdedores afectó significativamente el mercado de trabajo, con aumento en la tasa de desocupación, pero sobre todo con trabajos más precarios. En este marco, la tasa de empleo se redujo, pero desde la Fundación señalaron que: “si bien las estadísticas muestran caídas más abruptas entre los varones, la situación laboral de las mujeres es más grave porque parten de una base más precaria, encuentran más obstáculos para reinsertarse y son más vulnerables frente a los recortes de políticas públicas de cuidado y empleo”.

La desocupación también aumentó, y en el caso de las mujeres trepó a niveles que no se registraban desde la pandemia, siempre por encima de la tasa de varones. La tasa de desocupación de las mujeres alcanzó el 9% en el primer trimestre de 2025, 0,6 puntos porcentuales por encima del nivel del mismo trimestre del año anterior y retomando el nivel del tercer trimestre de 2021. 

Entre las mujeres jóvenes (14 a 29 años) el panorama es todavía más acuciante ya que la tasa de desocupación escaló al 19,2%, 1,9 puntos porcentuales por encima del mismo mes de 2024 y solo comparable con el pico de 22,4% del segundo trimestre de 2021. Es decir, una de cada cinco mujeres jóvenes busca activamente trabajo y no lo consigue.

Si bien las brechas de desocupación son históricas y estructurales, desde la Fundación hicieron hincapié en la reversión de la tendencia: “Durante 2023 las mujeres habían alcanzado los niveles más bajos de desocupación de toda la serie histórica (6,1% en el cuarto trimestre), resultado que se revirtió rápidamente tras el ajuste económico. En menos de un año, todo el avance logrado se perdió, consolidando un escenario regresivo”.

Impactos en el ingreso

La dinámica del ingreso siguió una trayectoria similar a la de la actividad: luego del desplome inicial con la devaluación de diciembre de 2023, en el segundo semestre de 2024 comenzó una recuperación. Sin embargo, este repunte fue desigual y el de los varones se mostró más dinámico. Como consecuencia, la brecha de género se amplió, retomando los niveles de salida de la pandemia, cuando alcanzó su pico histórico.

Esto se debe no solo a la dinámica salarial sino también a los recortes en jubilaciones, pensiones y transferencias sociales como el ex programa potenciar trabajo, la asignación familiar por hijo, y la tarjeta alimentar, excluyendo la AUH que operó en sentido contrario.

A ello se suma la dinámica más reciente de mujeres de 60 años no pudiendo jubilarse. 11 de cada 12 mujeres de entre 55 y 59 años no está en condiciones de jubilarse. El Gobierno se negó a prorrogar la moratoria previsional, el Congreso sancionó una nueva ley pero el Ejecutivo la vetó. Restará saber si el Poder Legislativo logra revertir el veto, pero el panorama resulta desafiante ya que debiera reunir los dos tercios de los presentes en ambas Cámaras.

Así, desde la Fundación expresaron que “se borró de un golpe todo el avance logrado en los años intermedios, anulando la recuperación respecto a la crisis provocada por el COVID-19”.

Cuando el Estado se retira, el mercado reproduce las desigualdades preexistentes entre varones y mujeres. Sin políticas públicas que tiendan a revertir las asimetrías históricas y estructurales, las mujeres continuarán teniendo menor acceso a derechos.