09/09/2025 - Edición Nº945

Internacionales

Economía uruguaya

Uruguay y su costo de vida: el impacto de los impuestos y la baja competencia

28/08/2025 | Impuestos al consumo, mercado pequeño y baja competencia explican la brecha de hasta 55% en algunos rubros frente a países vecinos.



Uruguay se ha ganado la fama de ser uno de los países más caros de América Latina. Lejos de ser una percepción aislada, diferentes estudios del Banco Central y de centros de investigación locales muestran que los precios en Uruguay son en promedio 27% más altos que en otros 43 países comparables. En rubros clave como alimentos, bebidas y productos de higiene personal, la diferencia llega a superar el 55% respecto a naciones vecinas.

Uno de los fenómenos más visibles es el que se da en las ciudades de frontera, donde los consumidores cruzan a Argentina o Brasil para comprar bienes básicos a un precio sensiblemente menor. El Indicador de Precios Fronterizos de la UCU muestra que, en julio de 2025, la canasta era 26,4% más cara en Salto (UY) que en Concordia (AR), una brecha que se mantiene en el tiempo pese a las fluctuaciones del tipo de cambio.

Factores estructurales

El alto costo de vida no depende solo del dólar ni de la coyuntura. La presión impositiva sobre el consumo es determinante: el IVA de 22% y los impuestos específicos como el IMESI encarecen combustibles, bebidas y productos masivos. En el caso de las naftas, hasta el 45% del precio en surtidor corresponde a impuestos, lo que coloca a Uruguay entre los países con combustibles más caros de la región.

A ello se suma un mercado pequeño, con apenas 3,5 millones de habitantes. Esto implica menos competencia, mayores márgenes de distribución y una estructura de costos fijos que se reparte entre menos consumidores. Estudios internacionales señalan que los países pequeños enfrentan deseconomías de escala que encarecen bienes y servicios en comparación con economías más grandes.

Bienes transables y no transables

Los precios elevados también se explican por la baja competencia en productos importados y por las barreras regulatorias que dificultan la entrada de nuevos jugadores en sectores como higiene y alimentos. Incluso en los bienes transables, que deberían costar lo mismo en todo el mundo, en Uruguay son 27% más caros. En los no transables, como alquileres o servicios personales, la combinación de salarios altos y baja competencia dispara los costos.

Otro factor clave es el nivel salarial: Uruguay es un país de renta media-alta en la región, con sueldos superiores a los de sus vecinos. Este diferencial eleva los precios en sectores que dependen del mercado interno, como los servicios. Si bien es un logro en términos de bienestar, también impacta en la formación de precios finales.

Mucho dinero

El “Uruguay caro” no es producto de un solo factor, sino de una combinación de impuestos altos, mercado reducido, baja competencia y salarios relativamente elevados. Resolverlo requeriría reformas sostenidas, como abrir más las importaciones, reducir barreras regulatorias y revisar la estructura impositiva que grava de forma regresiva el consumo.

En definitiva, la paradoja uruguaya es clara: un país estable, con salarios más altos y servicios públicos sólidos, pero donde el costo de vida sigue siendo uno de los más altos de América Latina. La discusión ya no es si Uruguay es caro, sino qué decisiones firmes y sostenidas harán falta para dejar de serlo.