21/10/2025 - Edición Nº987

Internacionales

El negocio del cacao y la desigualdad global

Cacao africano: el recurso que enriquece a otros continentes

29/08/2025 | Ghana y Costa de Marfil lideran la producción mundial, pero el verdadero negocio se concentra en Europa y Estados Unidos.



La industria del chocolate genera más de 130 mil millones de dólares al año. Sin embargo, los agricultores que cultivan el cacao, la materia prima esencial, apenas ven una mínima fracción de esa riqueza. La paradoja es brutal: África produce casi el 70% del cacao mundial, pero recibe menos del 5% de las ganancias de la industria.

Los mayores productores son Ghana y Costa de Marfil, países de África occidental donde millones de familias dependen de este cultivo. Allí comienzan los granos que terminan convertidos en bombones, tabletas o marcas globales como Snickers, KitKat o Lindt. Pero el negocio real no se queda en suelo africano. La cadena de valor está dominada por Europa y Estados Unidos, donde los granos son procesados, convertidos en chocolate, empaquetados, comercializados y vendidos a precios que multiplican el valor inicial.


Volumen de la producción mundial de granos de cacao según la Organización Internacional del Cacao.

La diferencia se traduce en vidas al borde de la pobreza. Muchos productores africanos de cacao sobreviven con menos de un dólar al día, mientras que los gigantes multinacionales del chocolate obtienen miles de millones en beneficios. En Costa de Marfil, por ejemplo, los agricultores reciben apenas un 6% del precio final de una barra de chocolate que se vende en supermercados de Europa o Estados Unidos. El resto se reparte entre procesadores, fabricantes, distribuidores y minoristas.

Según economistas africanos, este esquema reproduce la vieja lógica colonial: África provee materia prima, el Norte global controla la tecnología, la marca y el consumo. Históricamente, el continente ha enfrentado esta situación con otros recursos estratégicos —del café al algodón, pasando por minerales como el oro o el coltán—, donde la riqueza natural no se traduce en desarrollo local.

En el caso del cacao, los gobiernos de Ghana y Costa de Marfil han intentado en los últimos años mejorar la posición de sus productores creando un precio mínimo común de venta y promoviendo iniciativas para industrializar parte del grano en origen. Sin embargo, la concentración del mercado en manos de unas pocas multinacionales sigue siendo un obstáculo difícil de superar.

Pese a este panorama, comienzan a surgir proyectos africanos que buscan cambiar la ecuación. Marcas como Fairafric (Ghana), que produce chocolate “del árbol a la barra” directamente en suelo africano, o Chocolatier Instant Chocolat (Camerún), que apuesta por un producto premium con sello local, intentan quedarse con una mayor parte del valor agregado. Aunque todavía representan un porcentaje mínimo del mercado global, marcan un camino posible para que el continente no dependa exclusivamente de la exportación de granos crudos.


Barras de chocolate producidas por la marca Fairafric de Ghana.

“África es rica en recursos pero pobre en beneficios”, reconocen analistas especializados en comercio internacional. Hasta que los países africanos logren avanzar hacia las etapas más altas de procesamiento, industrialización y construcción de marcas propias, seguirán sosteniendo con su trabajo uno de los mercados más rentables del planeta, pero apenas alcanzando las migas de un negocio que endulza al resto del mundo.

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