
Corrientes elegirá este domingo a su futuro gobernador. Su calendario ha quedado desfasado del resto del país. ¿Por qué es la única provincia que elige a su mandatario en el 2025?
Para encontrar la respuesta, hay que remontarse a una sucesión de episodios que derivaron en intervenciones federales y juicios políticos a exgobernadores a partir de la década del 90.
Las elecciones de 1991 fueron la génesis del problema. El partido gobernante desde 1983 presentó la candidatura del autonomista Raúl Rolando Romero Feris para suceder a Ricardo Guillermo Leconte. El Partido Justicialista (PJ) fue con Alberto Di Filippo y la Unión Cívica Radical (UCR) postuló a Noel Bread.
Tras realizarse las elecciones, Romero Feris obtuvo una amplia victoria con el 43.86% de los sufragios contra el 33.97% de Di Filippo y el 17.84% de Breard. Sin embargo, el Colegio Electoral salido de los comicios no tuvo una mayoría por un solo elector y ante la imposibilidad de investir a un gobernador, Leconte finalizó su mandato sin sucesor el 10 de diciembre, debiendo entregar el cargo al Presidente provisional del Senado. Ante esta situación, el gobierno nacional intervino la provincia el 7 de febrero de 1992.
Se sucedieron tres interventores: Francisco de Durañona y Vedia, Claudia Bello e Ideler Tonelli. Todos dispuestos por Carlos Menem. En 1992 se llevaron a cabo las elecciones con los mismos candidatos del año anterior pero nuevamente no se pudo ungir a un mandatario. Fue la última vez que se votó en Corrientes bajo el método de elección indirecta del gobernador.
En 1993 parecía que todo volvería a la normalidad: Raúl Rolando Romero Feris ganó las elecciones y completó su mandato de cuatro años. Pero la tranquilidad duró poco.
Pedro Braillard Poccard tomó las riendas de la gobernación en 1997 pero fue destituido en junio de 1999 a través de un juicio político por mal desempeño en sus funciones. Corrientes se encontraba en una situación económica muy delicada: los empleados públicos llevaban más de dos meses sin cobrar y la policía estaba acuartelada. La Gendarmería tuvo que hacerse cargo de la seguridad en aquel momento.
La situación estuvo lejos de mejorar en el resto de ese año. Se sucedieron más paros, protestas y el clima social y laboral estaba en ebullición. Entre octubre de 1998 y octubre de 1999 se habían destruido 8.140 puestos de trabajo en la provincia, y la tasa de desocupación trepó del 12% al 13,8%.
Así, el flamante presidente Fernando de la Rúa estableció la intervención federal. Los dos interventores fueron Ramón Mestre y Oscar Aguad. Los correntinos recién volvieron a votar en el 2001, donde triunfó Ricardo Colombi.
Desde ese momento, la estabilidad institucional de Corrientes se mantuvo y ya no hubo alteraciones en los mandatos de los gobernadores. Eso sí: el calendario quedó desfasado del resto del país.
FA