
El senador republicano Marco Rubio realizó una visita al Comando Sur de Estados Unidos en Florida, en un momento de máxima tensión regional debido al despliegue naval en el Caribe ordenado por Washington. La presencia del legislador, reconocido por su papel activo en la política exterior hacia América Latina, fue interpretada como un respaldo explícito a la estrategia militar y diplomática de la administración estadounidense.
El recorrido de Rubio por las instalaciones militares coincide con su inminente viaje a México y Ecuador, países donde buscará fortalecer los lazos de cooperación en seguridad. Para analistas internacionales, esta secuencia de movimientos configura una señal clara de que Estados Unidos busca reafirmar su liderazgo regional frente a desafíos que incluyen el narcotráfico, la inestabilidad política y la influencia de potencias rivales.
El despliegue de unidades navales en el Caribe ha sido presentado como una operación preventiva contra el crimen organizado y las amenazas transnacionales. Sin embargo, también ha generado críticas de gobiernos como Cuba y Venezuela, que lo califican de provocación y de un acto de presión geopolítica. La visita de Rubio al Comando Sur agrega un matiz político a este operativo, vinculando directamente la agenda militar con la diplomacia legislativa.
Las imágenes del senador recorriendo las instalaciones junto a altos mandos militares fueron difundidas como un gesto de respaldo al personal estadounidense desplegado en la región. En sus declaraciones, Rubio sostuvo que el objetivo central es “garantizar la seguridad hemisférica y apoyar a los aliados que luchan contra amenazas comunes”, insistiendo en que la cooperación es clave para enfrentar estos desafíos.
La primera escala de Rubio será en México, donde se espera la firma de un acuerdo de seguridad con la presidenta Claudia Sheinbaum. El pacto incluiría intercambios de inteligencia, programas de capacitación y estrategias conjuntas contra el narcotráfico, en particular frente al tráfico de fentanilo. Se trata de un tema prioritario tanto para Washington como para Ciudad de México, dada la magnitud del problema en ambos países.
El encuentro con la mandataria mexicana marcará un punto de inflexión en la cooperación bilateral en materia de seguridad. Fuentes diplomáticas anticipan que el acuerdo será presentado como un compromiso renovado para reforzar las capacidades institucionales y frenar la violencia que afecta a comunidades enteras. Rubio buscará mostrar resultados concretos que refuercen su discurso en Estados Unidos.
Después de México, Rubio se desplazará a Ecuador, país que atraviesa una profunda crisis de seguridad tras el auge del crimen organizado y la violencia de las bandas. Su visita incluirá reuniones con autoridades nacionales y representantes de las fuerzas armadas, con la intención de diseñar un plan de asistencia que combine apoyo militar, logístico y financiero.
Para Washington, Ecuador representa un punto estratégico en la región, ya que la creciente penetración del narcotráfico ha debilitado sus instituciones y generado alarma en toda Sudamérica. La llegada de Rubio será vista como un intento de posicionar a Estados Unidos como socio indispensable en la recuperación de la estabilidad interna y la lucha contra el crimen transnacional.
El Secretario de Estado, Marco Rubio, llega a la sede del Comando Sur acompañado por el Almirante Alvin Holsey. pic.twitter.com/LK7owdHAc2
— Agustín Antonetti (@agusantonetti) August 29, 2025
La visita de Marco Rubio al Comando Sur y su posterior gira por México y Ecuador ponen de manifiesto un reposicionamiento activo de Estados Unidos en América Latina. Más allá de los acuerdos concretos, se trata de una estrategia de influencia destinada a reforzar la presencia estadounidense frente a la competencia de actores como China y Rusia en la región.
Este movimiento busca enviar un mensaje doble: apoyo firme a los aliados que enfrentan crisis de seguridad, y advertencia a los gobiernos que mantienen distancia con Washington. En ese contexto, Rubio se consolida como uno de los portavoces más visibles de la agenda republicana en política exterior.