El peronismo se rearma mientras Milei repite cábala en Moreno

El asado que Axel Kicillof compartió en Almirante Brown con intendentes y candidatos provinciales mostró un clima distinto al de un mes atrás, cuando las discusiones por el cierre de listas dejaban heridas abiertas. Aunque no reinó un optimismo desbordante, la reunión exhibió una novedad: el peronismo encontró un respiro gracias a los tropiezos de Milei.

Con Mariano Cascallares como anfitrión, los dirigentes evitaron profundizar en las diferencias internas. La consigna fue clara: “no romper con las internas” y mantener la unidad hasta septiembre. El contraste con el libertarismo fue evidente: mientras los audios de las presuntas coimas golpean al “Karinismo” y a los Menem, el peronismo ensaya una tregua temporal.

El encuentro dejó señales contradictorias. Por un lado, la presencia de figuras como Daniela Vilar mostró voluntad de consolidar la mesa política. Por otro, la ausencia de nombres clave como Mayra Mendoza reflejó que la disputa entre Máximo Kirchner y Kicillof está lejos de cerrarse. El gobernador sabe que después de septiembre la pelea por el liderazgo volverá con más fuerza.

Más allá de las tensiones, lo que predomina hoy es la sensación de que los libertarios están más golpeados. Los audios sobre sobornos y el papel de Karina Milei y Sebastián Pareja terminaron por corroer la idea de transparencia que sostenía el relato oficialista. El silencio de Santiago Caputo, dueño de los resortes de poder y del presupuesto, no hace más que confirmar la fractura interna.

En el peronismo, sin embargo, persisten falencias: la falta de un mensaje claro frente a la violencia sufrida por Milei en Lomas de Zamora expone la distancia con sectores sociales que alguna vez acompañaron al kirchnerismo. Ni Kicillof ni los intendentes presentes ensayaron un gesto en esa dirección.

Del otro lado, Milei se aferra a la cábala: volverá a cerrar en Moreno, el mismo distrito que eligió hace dos años. Con el lema de “pintar la Provincia de violeta”, Ramón “Nene” Vera busca blindar al presidente, aunque la amenaza de incidentes persiste. En este contexto, la paradoja es evidente: mientras el peronismo disimula sus internas y gana tiempo, Milei arriesga todo en un terreno hostil.

DM