
El Gran Premio de Brasil de 1981, disputado en el circuito de Jacarepaguá, quedó grabado en la historia de la Fórmula 1 no solo por la competencia en sí, sino por el acto de desobediencia del histórico Carlos Reutemann.
En una carrera marcada por la lluvia, el santafesino conoció de primera mano la tensión que puede generar una orden de equipo y su propia decisión de ignorarla, con un final que dejó profundas heridas internas en el equipo Williams.
En ese año, Reutemann era uno de los pilotos más destacados de la categoría y compartía escuadra con Alan Jones, campeón del mundo en 1980 y favorito en esa temporada.
La competencia en Río de Janeiro fue intensa desde el inicio, con Piquet en un auto con un sistema hidroneumático que le permitía jugar con la altura del auto, y un circuito que exigía máxima concentración por el agua que caía continuamente.
Al inicio, Piquet logró la pole con este sistema novedoso que le permitía aprovechar mejor las curvas, aunque en la salida, sus intentos de imitar lo hecho en Sudáfrica y con gomas lisas lo llevaron a quedar rezagado en el pelotón. Mientras tanto, Reutemann, que partió desde la segunda fila, se posicionó en la punta con un manejo perfecto, controlando la carrera y dejando atrás a sus rivales.
En medio de la competencia, y ante la posibilidad de que Alan Jones pudiera presionar para que cediera la posición, desde la dirección del equipo Williams se mostró un cartel claramente visible en su box: "Jones-Reut". La intención era clara: ordenar a Reutemann que dejara pasar a Jones para mantener la prioridad del campeón del mundo y buscar mejores resultados en el campeonato.
Sin embargo, el piloto argentino, en una actitud que será recordada por décadas, ignoró esa orden y continuó en cabeza, ampliando su ventaja en pista. La relación entre ambos se vio seriamente afectada desde ese momento, y la tensión interna en Williams quedó en evidencia. El propio Reutemann declaró después que no había visto el cartel, argumentando que tenía empañado el visor, y que la carrera había sido muy difícil por la lluvia.
Reutemann cruzó primero la línea de meta, con una ventaja de 4.43 segundos sobre Jones, en una victoria que fue considerada un acto de rebeldía. A partir de esa fecha, la relación con Jones se volvió prácticamente nula, y el ambiente en Williams quedó marcado por la rivalidad interna.
Pese a la polémica, esa fue la tercera victoria del "Lole" en tierras brasileñas y una de las más recordadas por su carga de espíritu de lucha y autonomía.
El incidente del GP de Brasil 1981 fue un reflejo de la tensión que atravesaba la escuadra, y un recordatorio de que, en la Fórmula 1, a veces, la voluntad del piloto se impone por encima de las órdenes del equipo, marcando el rumbo para temporadas enteras.